La literatura africana sigue siendo desconocida. Por eso es de agradecer que una editorial, Rayo Verde, publique al escritor keniano Ngugi wa Thiong’o, referente de una narrativa continental independiente, surgida de la fase postcolonial en oposición al paternalismo de las potencias extranjeras, en particular Gran Bretaña.

En Nace un tejedor de sueños. El despertar de un escritor, Thiong’o recuerda los años de su educación en la Universidad de Makerere, Uganda. Finales de los cincuenta, principios de los sesenta. Con John Fitzgerald Kennedy como auténtico ídolo y referente de un ideal de libertad para una nueva juventud que, en algunos casos, pasaría a ser afroamericana gracias a las becas con universidades norteamericanas, según la nueva política de integración con África impulsada por la Casa Blanca. Precisamente, uno de los estudiantes beneficiados con aquellos intercambios sería un joven estudiante keniano que, con el tiempo, iría a convertirse en padre de Barack Obama, primer presidente negro de los Estados Unidos.

Thiong’o se quedó en Uganda, dispuesto a formarse lo más objetivamente posible, por encima de la influencia tutelar de muchos de sus profesores, «que compartían con otros intelectuales europeos, ya fueran progresistas o conservadores, la pretensión de conocer el funcionamiento de la mente aborigen». Algunos de aquellos cátedros veían a los alumnos «como objetos negros sobre los que proyectar su mirada antropológica y colonialista». Thiong’o leyó con atención a Charles Dickens, Grandes esperanzas, por ejemplo, en clave de exclusión social y política imperial. «Colonia y corona, prisión y palacio eran vasos comunicantes», escribió en la línea de líderes rebeldes como Jommo Keniata o movimientos como el Mau Mau. Con la misma atención leería la Biblia, «libro en que el matrimonio entre el cielo y el infierno de Blake se consumaban en forma de terror y promesa».

En el campus de Makerere, visitado por líderes como Nehru o Mandela, Thiong’o disfrutó de la amistad de otros universitarios, algunos de los cuales llegarían a ser personajes relevantes en el África post-colonial. Así, Ben Mpaka, estudiante de Historia, sería nombrado el tercer presidente de Tanzania. «J. Njoroge representaba el genio trágico. Debatía sobre Kant, Hegel, Tomás de Aquino y Marx con alumnos que iban por delante de nosotros y se tomaba muy en serio nuestro juramento de buscar la verdad». Balulal Patel era un pintor brillante que había renunciado a la formación teórica «para pintar debajo de un árbol en ropa interior».

En 1964, Thiong’o salió de Makerere, donde había ingresado como súbdito, para regresar a una Kenia independiente. A medida que los imperios coloniales se desmoronaban, y nuevas naciones brotaban a la turbia luz de la Guerra Fría, su práctica literaria se fue forjando en el periodismo, el relato, la dramaturgia y la novela.

Las memorias de Thiong’o, a las que este volumen pertenece, incluyen, asimismo publicadas por Rayo Verde, dos entregas más, muy recomendables: Sueños en tiempo de guerra y La casa del intérprete.

Título: ‘Nace un tejedor de sueños’

Autor: Ngugi wa Thiong’o

Editorial: Rayo Verde

Traducción: Rita da costa