El pintor Eduardo Arroyo, que se declara "ateo beligerante", ha ilustrado la Biblia de Casiodoro de Reina, o Biblia del Oso, para Círculo de Lectores-Galaxia Gutenberg, lo que no le ha hecho "empezar a creer" ahora, pero sí descubrir "una literatura magnífica, llena de poesía y de gran modernidad".

"La Biblia es un texto tremendamente cruel, duro, que quema, violento como no imaginaba y tan bañado en sangre que a veces produce escalofríos en el espinazo", contaba ayer Arroyo, para quien este trabajo, que fue iniciativa suya, ha sido para él "muy importante, quizás el más importante".

En los dos volúmenes en los que se presenta esta nueva Biblia de Reina --quien en 1569 hizo la primera traducción directa, desde el hebreo y el griego, de los cinco libros del Pentateuco: Génesis Exodo, Levítico, Números y Deuteronomio-- hay hasta un total de 200 ilustraciones.

Arroyo, que había ilustrado también para Círculo de Lectores, en 1992, el Ulises de Joyce, y que en el nuevo Quijote de Francisco Rico, de este mismo sello, retrata a Cervantes, Quijote y Sancho, ha recurrido a la acuarela y el gouache, al carboncillo, el collage y la foto, para hacer la "traducción plástica" de la Biblia.

El pintor, cuyas ilustraciones, dice, no son "ni grotescas o ridículas ni respetuosas", echó mano de iconos tanto tradicionales, como el Moisés de Miguel Angel o el caballo del Guernica picassiano, como de otros de hoy --la oveja Dolly o las imágenes de los telediarios-- y hasta de documentos, viejos mapas y fotografías de su familia.

Para imagen de Dios, un Dios con el que los mortales no parecen entrar nunca en comunicación, Arroyo ha encontrado un zeppelín, que viene a ser su versión del ojo que todo lo ve, y, quizás también debido a su condición de no creyente, no hay ninguna criatura celestial, ni ángeles ni ninguna otra jerarquía.

Del libro se ha hecho una primera tirada en español de 20.000 ejemplares y se prepara otra para el mercado francés, de 8.000 ejemplares.