Si el jueves, 6, el día de su apertura, el Festival Castilllo de Aínsa había recibido a José Domingo, uno de los artistas más singulares e interesantes de este país, el viernes contó con Aterciopelados, grupo que combina en sus canciones el realismo mágico de la rica y variada tradición musical colombiana (y latina, por extensión) con las sonoridades del tiempo presente y unos textos que reafirman tanto compromisos personales como colectivos. Todo, con un saludable aire de fiesta.

Aterciopelados, que ha ido fraguando desde los años 90 del siglo XX una carrera notable, comenzaba en Aínsa su nueva gira por España: esa que tiene como argumento principal las canciones de Reluciente / Rechinante, el disco-dvd que editó el año pasado, el primero que registraba en directo. Así las cosas, ante un público lamentablemente escaso, en el que sobresalía el entusiasmo de un grupo de colombianos, la banda armó un repertorio con Maligno, Rompecabezas, He venido a pedirte perdón, Soy la semilla nativa, Yo («yo no quiero ser Juanes, yo no quiero ser Shakira, yo solo quiero vivir mi vida»), Yo amo mis piernas, Bolero falaz, Luz azul, Re (una versión de la pieza de los mexicanos Café Tacuba), Baracunatana, Estuche, El álbum, Florecita rockera... Y de despedida un estupendo Ataque de Risa.

Con una Andrea Echeverri estupenda de voz (y de reflejos, pues cuando un compatriota le entregó una bandera de Colombia le dijo que esta bien recordar de dónde es uno, pero que las banderas, como en el caso de los refugiados, solo son un problema), dominando el escenario, y con un Héctor Buitrago liderando la banda con sentido, Aterciopelados facturó un concierto intenso, vigoroso y vibrante. Probablemente uno de los mejores que ha dado por estas latitudes en los últimos tiempos.

Noche espléndida, pues, la que hubo en el Castillo de Aínsa: temperatura muy alejada de los rigores veraniegos de la ciudad, y música muy próxima tanto a la cabeza como al corazón. Aterciopelados abrió el estuche de sus esencias y ofreció la esencia, no las apariencias. Sin confusiones.