La otra cinta en concurso de la jornada de ayer fue Sueño de una noche de invierno, del serbio residente en París Goran Paskaljevic, que se sitúa en el momento actual y afronta, valiéndose de la metáfora, el drama que viven los habitantes de este país balcánico. El protagonista es un hombre maduro que regresa a su hogar tras una forzada ausencia de 10 años. Su madre ha muerto y encuentra en la casa a unos inesperados inquilinos: una mujer y su joven hija, de unos 13 años, que es autista.Con este punto de partida y una fotografía muy cuidada y descriptiva, Paskaljevic va construyendo un relato que conmueve, aunque en momentos sea de dura digestión, precisamente por la dureza de las situaciones."He utilizado el autismo de la niña de un modo metafórico. Hay ahora en mi país unas fuerzas políticas que fueron vencidas en la guerra y que vuelven a renacer, forman parte del panorama político. Olvidarse del pasado reciente es una forma de autismo", dijo el cineasta en San Sebastián. Estaba rodeado de los principales intérpretes, incluyendo a la niña autista que, en compañía de su auténtica madre, hizo de las suyas en la conferencia de prensa."La guerra ha provocado el efecto de retrasarnos mentalmente en todo. De esto también hablaba, hace seis años, en mi película Polvorín",

añadió.Sueño de una noche de invierno

es un filme de gran humanidad y perfecta estructura, que en momentos recuerda la tragedia griega. El personaje principal está marcado por el destino y la fatalidad. Después de verlo en esta excelente película, cuesta quitárselo de la cabeza.