A David Lozano le gustan los retos. Tras una trayectoria ya consolidada, debutó en la literatura juvenil con El ladrón de minutos. La buena acogida hizo que desde la editorial Edebé le lanzara «el desafío» de atreverse con una colección para niños de 8 o 9 años. El zaragozano cogió el guante y embarcó en la aventura al también zaragozano David Guirao, que ya había ilustrado El ladrón de minutos. El texto de Lozano y los dibujos de Guirao han dado como resultado Mayra Brócoli, cuyo primer libro lleva por título La cena más rica del mundo.

El escritor había trabajado como voluntario en el Miguel Servet y le pareció un buen escenario porque allí conviven «personas que interrumpen sus vidas durante el tiempo que dura la enfermedad y es un microcosmos con el personal, los enfermos y las familias», explica Lozano. Y ahí surgió Mayra Brócoli, que toma su nombre del color de su cabello, verde y de sus coletas, que se parecen a la verdura.

No es un proyecto que «trate sobre la enfermedad o la muerte» pero sí que entra en el tema con un poco de humor, ya que la protagonista tiene una enfermedad rara y debe permanecer en el hospital durante un tiempo pero en lugar de convertirse en «una niña triste y amargada, es muy empática y se fija en otros niños que también sufren y les ayuda a recuperar la sonrisa», asegura, para reconocer que «a los niños se les puede hablar de muchos temas, pero hay que hacerlo con cariño, suavidad y ternura».

En el hospital, Mayra coincide con el Intrigas y el Tripas (conocidos así por sus dolencias) con quien forma el Comando Panceta. La pequeña, guiada por una celadora (Sara), llega hasta un vestidor donde hay colgada mucha ropa, que pertenece «a los que ya no están, pero tienen adheridos los dones y talentos de esas personas». En esta primera aventura, que lleva el subtítulo de La cena más rica del mundo, el Comando Panceta se pone la ropa de un chef de París muy famoso. En la segunda, que aparecerá en mayo, la ropa que vestirán les llevará hasta La estrella invisible.

David Guirao fue el encargado de ponerle rostro a Mayra. «Yo cuando escribo no lo visualizo», reconoce Lozano, quien avanza que «el ilustrador siempre va más allá, por lo que es como encontrarte con alguien al que deberías conocer muy bien pero de quien descubres nuevas cosas». Por eso, cuando vio a la protagonista puso «cara de sorpresa», señala David Guirao.

El escritor le dio «unas pinceladas» sobre los personajes pero fue Guirao el que les dio «aspecto visual y físico», dice el dibujante. De hecho, «quise que uno llevara gotero para que hubiera algo que le conectara con la enfermedad, pero que utiliza para toras cosas, porque son enfermos, pero también niños».

Quizá Mayra fue el personaje que le dio más problemas, porque «cuando se pone la ropa de otro, el resto la ve como una adulta»; y así aparece en una de las páginas porque «hay que definir muy bien el personaje» porque evolucionará, pero tendrá que ser la misma que al principio.

El ilustrador también había trabajado en la iniciativa Believe in art en el Servet, donde pintó una de las habitaciones destinadas a los niños, pero volvió para inspirarse en otras estancias del hospital porque «yo quería ver esos lugares donde se guarda el material que no vemos»; para así, conocer esos lugares por donde irán las siguientes aventuras.

Mañana, ambos, David Lozano y David Guiarao estarán firmando ejemplares en Zaragoza de este Mayra Brócoli. La cena más rica del mundo, que amenaza con vivir aventuras que les lleven más allá del hospital.