ARTISTAS: B.B. King, Dr, John y Shemekia Copeland

LOCAL: plaza de toros de Zaragoza

FECHA: jueves, 1 de julio

ASISTENCIA: 5.500 personas

Casi octogenario, pero en buena forma. Excelente buena forma, vaya, la de B. B. King, quien conoce tan bien los vericuetos del blues como los beneficios de una buena puesta en escena. Con una banda más que solvente, que trazó atractivos apoyos a su guitarra, King se metió en el bolsillo a los más de 5.000 espectadores que acudieron a reverenciarle a la plaza de toros de Zaragoza. De esos devotos, alguno puso el dedo en la llaga: "No es de recibo pagar 30 euros de entrada con este sonido tan horroroso". Ay, el sonido. Ya se sabe que en las plazas de toros sólo suenan bien los mugidos de las reses y los olés. Con todo, el sonido que ofertaron King y su banda fue infinitamente mejor que el que sufrieron Dr. John y Shemekia Copeland, quienes compartían cartel con el venerado bluesman .

En fin, el rebote sónico del coso taurino no impidió disfrutar, en general, de todos los colores del blues: ese que el muy astuto de B. B. King ha ido tejiendo con el paso de los años, paseándolo por diferentes géneros. Así las cosas, asumida la profesionalidad de un grupo que toca como una máquina, y admitida, ¡faltaría más!, el incontestable buen hacer de B. B. King con su Lucille , la noche tuvo de todo: grandes momentos y agradables pasajes, muy efectistas, pero carentes de emoción. Entre los primeros, las interpretaciones de Rock Me Baby y Thrill Is Gone , que en su fase final proporcionó un atractivo momento Raimundo . Raimundo amador, o sea, que a esas alturas del concierto se incorporó a la pandilla de King para compartir tres piezas con el maestro . La velada terminó más allá de las 01:30 horas, con un When The Saints Go Marchin´ In a todo trapo, y un King jubiloso, regalando a los fieles, pins , colgantes y otros recuerdos.

Una enérgica Shemekia Copeland, peleando contra el rebote, abrió fuego a eso de las nueve de la noche, mostrando facultades y querencias de Tina Turner; tras ella, un Dr. John correcto, pero alejado de su vibración y de su locura de antaño. Con todo, sigue siendo el brujo del vudú blues. Conviene verlo en otras circunstancias.