La presencia del Rey del blues en Zaragoza era todo un acontecimiento. Y así lo vivieron ayer las más de 5.000 personas que se acercaron anoche a la plaza de toros de La Misericordia para asistir al concierto ofrecido por esta auténtica leyenda de la música.

El espectáculo itinerante B. B. King Blues Festival, que el músico pasea desde el 23 de junio por España, comenzó con la actuación del grupo The Funk, que calentó el ambiente antes de dar paso a otros dos platos fuertes de la noche, la cantante Shemekia Copeland y el pianista de Nueva Orleans Malcolm John Rebennack, más conocido en elmundo de la música como Doctor John.

La primera de ellos, Shemekia Copeland, se reveló como una más que interesante intérprete, y ofreció temas impregnados de blues, soul y funky muy en la onda de la Tina Turner de la primera época. El segundo, otro destacado intérprete del género que destaca también por su curioso atuendo --sombrero de ala ancha y batón con plumas y amuletos--, presentó las canciones de su último trabajo, N´Awlinz Distador D´Udda , además de otras piezas de su repertorio.

B. B. King salió a escena sobre las 12 de la noche, ante la aclamación del público, para ofrecer un intenso repaso a su trayectoria. No en vano, el músico, de 78 años, consiguió su primer gran éxito en 1951 con Three O´Clock Blues y su dilatada carrera le ha situado como el más importante intérprete vivo del género. Otro de los momentos vibrantes de la noche fue la aparición de Raimundo Amador, con quien mantuvo un interesante duelo de guitarras y quien se ha convertido en un acompañante asiduo de las giras españolas del autor del bluesman de Mississipi.

Así, a medida que iba cayendo la noche, el albero y los tendidos de la plaza de toros se calentaban por momentos, a pesar de que el sonido no fue precisamente lo mejor, dado que a pesar del numeroso público, los rebotes eran más que evidentes y en algunos momentos desvirtuaban el trabajo de los músicos. Pero la oscuridad ayudó a hacer más íntimos los momentos musicales que ofrecían los artistas sobre un escenario de 200 metros cuadrados con 40.000 vatios de sonidos y 110.000 de luz.

Los problemas de sonido, sin embargo, no fueron problema para que el público disfrutase del concierto. Un público, por cierto, integrado por gentes de todas las edades como era previsible, ya que la leyenda de King es alargada y a las generaciones más veteranas se han unido con el tiempo jóvenes amantes de la música que han descubierto en este músico americano a uno de los maestros mundiales de la guitarra.