«Balenciaga creía plenamente en la gracia y la dignidad de la mujer, convirtiéndola a cada una de ellas en un ser extraordinario y único». Así definió la directora de la revista Vogue Diana Vreeland, al diseñador Cristóbal Balenciaga (Getaria, 1895-Jávea, 1972) y así se pone de manifiesto en la exposición Un sueño de Balenciaga, el cine, que puede verse en el Museo Pablo Serrano de Zaragoza.

A través de 64 fotografías en blanco y negro se va descubriendo -la exposición está organizada de forma cronológica desde que llega a París en 1937 hasta su retirada en 1968- a un hombre que hizo de la elegancia su seña de identidad, también a la hora de vestir a las actrices. A Balenciaga, se le conoce por la «alta costura», dijo el comisario Pedro Usabiaga; pero no suele considerársele un diseñador de cine, porque no se ocupaba globalmente del vestuario de toda una película, pero como Dior, Dalmain o Givenchi, vestía a una o varias actrices, casi siempre la estrella en diferentes escenas y lo hizo en una «treintena» de cintas.

Para Usabiaga, el que visite la exposición descubrirá «el alma de Balenciaga, porque la exposición está planificada con una sencillez y un estilo que era... el estilo Balenciaga». Él decía, reconoció, que «no le gustaba poner un botón más en una chaqueta o en un abrigo que no fueran absolutamente necesario, era un purista de las formas; y cuando ves la obra de Balenciaga, con un trazo sencillo, está muy bien definido lo que quiere transmitir».

GRANDES ESTRELLAS / Así, a lo largo de la exposición (podrá verse hasta el 7 de enero) aparece Arletty en Bolero, de Jean Boyer, con un bolero de terciopelo blanco bordado en azabache; Conchita Montenegro con un traje de chaqueta negro en Rojo y negro, de Carlos Arévalo; o en Ídolos, de Florian Rey; Ingrid Bergman, en Anastasia, de Anatole Litvak, con un vestido largo con rayas doradas de raso con capa corta y chal; a Marlene Dietrich, con un traje de chaqueta negro y blusa blanca, en Vencedores o vencidos. Y entre las españolas, Rocío Jurado en Proceso a una estrella; Sara Montiel, con un vestido asimétrico en Pecado de amor; Laura Valenzuela, Isabel Garcés y otras.

Hay una evolución puesto que «las historias» son diferentes, unas transcurren en la guerra civil otras en la Rusia zarista y «hay diferentes argumentos y él se ponía al servicio de lo que le pedían». Si tuviera que destacar alguna obra, Usabiaga destacó Alta costura, en la que la que todos las modelos llevan piezas de Balenciaga, más de 50; pero hay vestidos impresionantes como el «de Ava Gardner en El ángel vestido de rojo», un vestido de noche, de seda de color negro y gran escote en pico y broche decorativo del que parte un echarpé, que es «sobrio y muy elegante»; o el de Ingrid Bergman para Anastasia.

Usabiaga, que hoy impartirá una conferencia sobre la obra de Balenciaga; estuvo acompañado por Nacho Escuín, director general de Cultura, que agradeció a Enrique Lafuente, que fue quien le propuso este proyecto; Julio Ramón, director del Pablo Serrano; y Carmen Arrate, de TZir, patrocinador, quien explicó que la empresa ha creado un videojuego para tablet y dos experiencias de realidad virtual para pintar vestidos de Balenciaga y un estudio de público mediante bigdata; así como actividades didácticas destinadas a los alumnos de educación primaria. La inauguración contó con La Mov y una pieza de baile.