El municipio turolense de Alloza sigue llorando la muerte de Joaquín Carbonell. Los vecinos de la localidad natal del cantautor le rindieron ayer un espontáneo homenaje bandeando las campanas de la iglesia y cantando una jota en su honor. Pero el ayuntamiento del municipio quiere ir un poco más allá y organizar un homenaje oficial en los próximos días contando siempre con el apoyo y el visto bueno de la familia. «Aún no sabemos qué día será, pero queremos realizar un acto para que todos los vecinos y todo el pueblo se pueda despedir de él. Joaquín se lo merece todo, porque siempre ha llevado el nombre de Alloza allá por donde ha ido», destacó ayer el alcalde, Miguel Ángel Aranda, que recordó que el domingo ya se decretó día de luto oficial en la localidad.

La misa celebrada ayer en Alloza, que estos días acoge la festividad de la Exaltación de la Santa Cruz, también se realizó en honor a Carbonell. Además, las campanas de la iglesia bandearon en su honor y un vecino cantó una jota en el campanario. Fue el homenaje espontáneo de los vecinos a un músico, escritor y periodista que defendió siempre sus orígenes y su tierra.

De hecho, el presidente de la Diputación de Teruel, Manuel Rando, ya anunció el domingo tras acudir a la capilla ardiente instalada en el museo Pablo Serrano de Zaragoza que concederá al cantautor y escritor turolense su máxima distinción, la Cruz de San Jorge a título póstumo. «La pena es que ya lo teníamos pensado y lo ideal hubiese sido dárselo en vida. No ha sido posible y de ahí nuestro pesar», subrayó Rando el domingo.

Y es que los reconocimientos al cantautor aragonés han sido unánimes desde su fallecimiento el pasado sábado. En Ariño, a lo largo de toda la mañana del domingo se estuvieron escuchando canciones de Carbonell en señal de homenaje, mientras que el partido socialista en Teruel ha propuesto que el nuevo conservatorio profesional de música lleve el nombre de Joaquín Carbonell. Son solo dos ejemplos de la consternación que ha recorrido en los últimos días diferentes puntos de la comunidad.

CAPILLA ARDIENTE / El cariño y la admiración que le tenían muchos ciudadanos se comprobó sobradamente el pasado domingo en el museo Pablo Serrano, que acogió la capilla ardiente. Cientos de personas acudieron a darle el último adiós. También representantes del mundo de la cultura y de la política, encabezados por el presidente Javier Lambán, quien lo calificó como un «gran ciudadano aragonés, con gran talento musical poético y literario, que abrió el camino del autogobierno, del Estatuto de Autonomía y ensanchó el camino del aragonesismo».

Carbonell fue incinerado ayer en Zaragoza en un acto íntimo al que acudieron sus amigos más cercanos y su familia, que quiere arrojar las cenizas del cantautor en su pueblo natal. H

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