Julia Aguilar o Julieta Always, como se hacía llamar esta mujer barbastrense que nació en 1899 y murió en 1979, vivió la vida a cien por hora. Recorrió caminos enigmáticos que le permitieron codearse con personajes relevantes de la época y pasearse por la bohemia parisina como una más, ejercer de bailarina de cabaret, comenzar una carrera como pintora, para terminar sus días en su localidad natal, donde murió en la más absoluta pobreza.

Ayer, Antonio Buil y Antonio Abarca presentaron, en la librería Cálamo de Zaragoza, un libro titulado Julia Aguilar, Always en el que recogen la biografía de esta enigmática y extravagante mujer y crean un catálogo, por primera vez, de su obra pictórica, ya que "no existe una exposición permanente donde contemplar sus cuadros porque están repartidos en colecciones privadas", según explicó Abarca.

El libro nació hace cuatro años aproximadamente a raíz de la última muestra sobre ella que se expuso en la UNED de Barbastro. "Nos pareció insuficiente", declaró Buil. Y decidieron recoger "todos los testimonios de la gente que la conoció".

La vida azarosa de Julia Aguilar se mueve entre la realidad y la leyenda. "En la primera parte de su vida intentó sacarse el título de maestra, que posteriormente dejó para llevar una vida absolutamente bohemia en París, en Barcelona, en Madrid", relató Antonio Buil.

Así, a las escasos 13 años de edad, Aguilar pierde a su madre y aprovecha la coyuntura para irse de casa, hecho que provoca la ira de su padre. "Ella siempre tuvo un cierto remordimiento de conciencia de haberse ido sin el permiso del padre", explicó Abarca. Sin embargo, ello no le impidió viajar a París, donde vivió la bohemia francesa. Allí "tuvo contacto con determinados artistas". También se le relaciona con personajes de alto nivel de la sociedad de su tiempo. De este modo, que los autores puedan acreditar con certeza, reconocieron que han descubierto que "fue novia de Jesús Gascón de Gotor, un personaje muy relevante en la sociedad oscense, amante del general Primo de Rivera, y coincidió con el arquitecto Luis Lacasa en el colegio Santa Rosa de Huesca, con el que conservó su relación".

Se desconoce el motivo de su regreso, en 1941, a Barbastro después de una vida de amoríos y glamour. Allí terminó sus días "en la más absoluta pobreza pudiendo vivir con una cierta opulencia ya que su hermano tenía mucho dinero". Una historia vital que podría haber quedado en el anonimato, pero salió a la luz en 1977, gracias a que el pintor Modest Cuixart le dedicó su obra Bruixa de Barbastro, tras conocerla en el pueblo oscense, donde convivía con gatos y ratas, a los que les ponía nombres de literatos.

También se quedó impresionado con su pintura. "Algunos han clasificado su arte de naif, pero yo creo que su obra va mucho más allá", opinó Abarca. Y añadió que "no eran los típicos cuadros que puedes poner en el cuarto de tu hijo, ni mucho menos".

El periodista Luis García Bandrés, quién entrevistó a Julia Aguilar en 1977, explicó, sobre la motivación de su pintura, que "llegó un momento de su vida, que en su soledad, necesitaba pintar para recuperar y rellenar esa soledad".

En definitiva, Julieta Always fue una mujer "totalmente calidoscópica, cada uno la veía de una forma. En su presencia pintabas poco, dominaba el tiempo y el espacio".