INTERPRETES: Academy of St. Martin in the Fields Chamber Ensemble

LUGAR: Sala Mozart del Auditorio

FECHA: Lunes, 10 de mayo

ASISTENCIA: Media entrada

La música de cámara regresaba ayer al Auditorio en la Temporada de la Sociedad Filarmónica de la mano del Conjunto de Cámara de la célebre Academy of Saint Martin in the Fields. Este grupo se centra en obras de formatos superiores al cuarteto para los cuales no hay una formación estandarizada. Si hace un par de años el conjunto británico visitó este mismo ciclo como octeto de cuerda, ayer eran también ocho (nunca simultáneamente en escena), en selección más diversificada: dos violines, viola, cello, contrabajo, clarinete, fagot y trompa.

Como breve y leve aperitivo, las cuerdas sin viola interpretaron la juvenil primera Sonata de Rossini, con el imprescindible desenfado y la facilidad propia de músicos tan bregados. La calidad musical subía enteros con el Quinteto para clarinete de Mozart. El excelente Julian Farrell se sumaba a un cuarteto de cuerda para esta genial obra, presentada con delicadeza y reposo, fina y afinada, más contenida que impetuosa.

La segunda parte se compuso del Septimino de Beethoven, una especie de divertimento que mezcla el tono camerístico con el color orquestal en cuarenta minutos que saben a salón y a jardín más que a sala de conciertos. Mientras que la página en completo es muy poco conocida, su tercer tiempo es uno de esos clásicos de toda la vida, pasto de música de anuncios y dibujos animados. El resto es una declaración de optimismo e ingenio de escritura, brillante y, en general, positiva. El septeto concertado por Kenneth Sillito realizó una lectura esmeradísima, con un magistral control de la cantidad de sonido (encajar el volumen de la trompa entre los otros instrumentos no es nada fácil) y mostrando musicalidad a raudales.