El Palacio de la Lonja de Zaragoza acoge hasta el próximo 10 de septiembre una muestra con 90 fotografías en blanco y negro en las que la pasión inocente por comunicar de Juana Biarnés (Terrasa, 1935), de vocación telefonista, logra plasmar con visión periodística el reflejo de una época y sociedad española.

Se trata de una de las principales exposiciones del Festival Internacional de Fotografía y Artes Visuales PhotoEspaña 2017, coorganizada por el Ayuntamiento de Zaragoza y comisariada por Chema Conesa y que como ha definido el consejero municipal de Cultura, Fernando Rivarés, es "una parte esencial de la España del momento".

Esta exposición es fruto de una sugerencia del fotoperiodista Gervasio Sánchez a Chema Conesa y que permitió al comisario, como ha explicado en rueda de prensa, "escarbar" en los archivos y encontrarse con la "sorpresa" de que Biarnés fue la primera fotoperiodista contratada por un medio, el Diario Pueblo en 1963, y que se enfrentó "a un mundo profesional que la mira de arriba abajo".

Conesa ha explicado que la vocación de telefonista a la que pensaba dedicarse ya era un reflejo de su interés por comunicar y que decidió dedicarse a la fotografía por "no defraudar" a su padre, fotógrafo deportivo.

En sus imágenes, ha explicado el comisario, "no juzga" sino que trata de ensalzar y "no tiene la acidez" con la que a su juicio retratan los fotoperiodistas actuales, por lo que "al tratar de empatizar logra grandes exclusivas" y "una vida llena de anécdotas".

Así, ha recordado como Biarnés, una joven de poco más de veinte años, logró introducirse en la habitación de los Beatles durante su estancia en España y tomarles instantáneas durante más de tres horas e incluso enseñarles los ritmos del flamenco, o, como ha relatado ella misma, pudo fotografiar a Antonio Gades con Rudolf Nureyev en el chalé del bailarín español haciéndose pasar por su secretaria gracias al aprecio que el coreógrafo sentía por la periodista.

Juana Biarrés, quien ha mostrado su satisfacción por el marco que cobija la muestra, un palacio renacentista del siglo XVI, ha precisado que lo que ella trataba de hacer era foto artística con mirada periodística y que ahora lo que echa de menos en la prensa son noticias gráficas más positivas.

Ha recordado que en su época no había televisión y las fotografías eran más variadas, de moda o de cultura, como se puede observar en algunas de sus imágenes de pasarelas, la citada de los bailarines, una captura del cineasta Orson Welles en un foso taurino, de los actores Yul Brynner o Jack Lemon, Dalí, Marisol o del músico Louis Amstrong.

Sin embargo, cree que ahora "la prensa actual se apoya en el morbo", "sobre la sangre" y "en sacudir a la gente", cuando ella prefiere "no cargar las tintas".

También ha reconocido que en el ámbito laboral las mujeres tienen que demostrar "más que los hombres" y aunque, ha continuado, "yo abrí un camino, seguimos encallados y no ha avanzado mucho ni en valor artístico y tampoco crematístico".

Aunque no se ha mostrado partidaria de la digitalización de la fotografía mientras rememoraba "el milagro de los líquidos y los olores" guardado en su memoria y que ahora recupera con esta exposición, ha agradecido la posibilidad que le permite el enfoque automático para paliar su degeneración macular.

Es lo que, ahora que le llama la atención "todo", le permite poder tomar imágenes hasta de las mariposas que acuden a libar en sus petunias.

Y es que Juana Biarnés abandonó la profesión en 1985, en desacuerdo con el estilo amarillista y económico que se había impuesto, y decidió marcharse a Ibiza a regentar un restaurante hasta su jubilación, según ha recordado Chema Conesa.