"Los trabajadores de la Biblioteca de Aragón estiman que las bibliotecas deberían prestar sus servicios habituales en horario de tarde durante los meses de verano y no cerrar como se viene haciendo desde años anteriores. Pero también defendemos que, tanto en verano como el resto del año, el Gobierno de Aragón, por medio del Departamento de Educación, Cultura y Deporte, debería tratar a las bibliotecas públicas con el respeto que sus trabajadores y, sobre todo, el servicio que le presta a la sociedad, se merecen".

Con estas palabras extraídas de un escrito firmado por Juan Carlos Díaz Núñez (CC.OO), Pilar Gutiérrez (CSI-CIF) y José Ramón Villanueva Herrero (UGT), trabajadores de la Biblioteca de Aragón y miembros de la Junta de Personal de Servicios Centrales de la DGA, los empleados de la Biblioteca de Aragón reclaman "una estructuración y valoración de los puestos de trabajo de las bibliotecas públicas", algo que apuntan que "el Gobierno de Aragón no se ha dignado todavía a hacer".

35 HORAS SEMANALES

Este comunicado se produce cuando quedan menos de dos meses para el inicio del horario de verano de las bibliotecas públicas, que tantas discrepancias viene creando. En EL PERIODICO DE ARAGON (3 de julio de 2003) ya se publicó que la Biblioteca de Aragón no prestaba el servicio vespertino a muchos usuarios (el artículo 12 de la orden del BOA de marzo de 1996 fija en 35 las horas mínimas semanales que debería abrir), causando muchas molestias.

De este modo, los trabajadores de la Biblioteca de Aragón estiman, tal y como apuntan en el escrito, que "deberían prestar sus servicios habituales en horario de tarde durante los meses de verano y no cerrar como se viene haciendo desde años anteriores".

Pero también matizan: "Con la misma convicción que defendemos la prestación de unos servicios públicos de calidad, exigimos al departamento de Educación, Cultura y Deporte que acometa con valentía las medidas oportunas para solucionar los problemas que afectan a todos los trabajadores de la Biblioteca de Aragón", entre los que destacan la necesidad de "dotar a las bibliotecas de los recursos materiales y humanos imprescindibles para ofrecer al ciudadano un servicio de calidad".

Se pretende de este modo solucionar lo que los empleados del centro vienen a considerar "problemas endémicos" desde 1990 en la Biblioteca de Aragón: "escasez de recursos presupuestarios, carencia de estructura orgánica y falta de valoración de los puestos de trabajo del personal".