No eran palabras de Cristina de Inza (sino las de Carlos Celdrán que ha redactado este año el manifiesto del teatro) pero sí su voz la que proclamó anoche que el teatro era «un país en sí mismo, un gran territorio que abarca el mundo entero» y su capital fue anoche el Teatro Principal de Zaragoza que acogió la gala de las artes escénicas aragonesas organizada por Ares (Asociación de Empresas de Artes Escénicas de Aragón). Y es que durante las más de dos horas que duró la gala demostraron que dedicarse al teatro «es cosa de locos o de superhéroes (temática sobre la que giro la gala)» sobre las tablas del escenario del Principal desde Miguel Ángel Berna hasta Artistas del Gremio pasando por otros como Circo La Raspa, Chéchare, Civi Civiac, Tititireros de Binéfar, Títeres de la Tía Elena, Raquel Pardos, Factory Producción, Viki Lafuente, Humberto Ríos... y el payaso (con todos los honores para la profesión) Germán Redondo.

Él protagonizó uno de los momentos más emotivos de la noche al recibir el Premio Honorífico tras 60 años de trayectoria con Los Oppelli. «He tenido tres colwns conmigo a lo largo de mi trayectoria y lo lamento por ellos porque no creo que hayan aprendido nada de mí», dijo risueño el payaso antes de lanzar una amenaza («estoy jubilado pero no retirado, ¿eh?») y realizar una pequeña actuación sobre el escenario entre las carcajadas del público.

No fue el único galardonado de la noche. Una gala, presentada por Javier Segarra, Minerva Arbués, Irene Alquézar, Francisco Fraguas y Yolanda Blanco, que no se quiso perder casi ninguno de los políticos. Así el espacio La casa del circo, de la compañía César Talavera recibió el Premio Iniciativa Artística; Tomás Ruata el de Escenotecnia; En el vientre de la ballena, de El Mar del Norte se hizo con el Premio Revelación y la Escuela del Teatro de las Esquinas se llevó el de Pedagogía.

Miguel Ángel Berna, que fue muy aplaudido con su actuación, por su parte, recibió el Premio Trayectoria mientras que el del Trabajo estuvo este año compartido entre los aniversarios de Arbolé (40 años), Teatro del Temple (un cuarto de siglo) y Civi Civiac (dos décadas). Junto a todos ellos también subió al escenario a recibir su reconocimiento (Aragoneses por el mundo) la veterana Cristina de Inza que fue la encargada además de leer el manifiesto de este día: «La tradición del teatro es horizontal. No hay quien pueda afirmar que el teatro está en algún centro del mundo, en alguna ciudad o edificio privilegiado», clamó desde el púlpito De Inza ante un auditorio repleto que escuchó con atención la lectura dramatizada y que momentos antes había aplaudido a la actriz que realizó una emocionada dedicatoria: «De mayor, Julieta (su hija) y yo estoy seguro de que queremos ser como tú».

CRECIMIENTO DE UN 31%

En su tradicional intervención, por su parte, la presidenta de Ares, María López Insausti, destacó que las compañías que engloban a Ares han crecido un 31% en volumen de negocio hasta alcanzar una facturación de 4.400.000 euros «gracias sobre todo al impulso de dos administraciones, el Ayuntamiento de Zaragoza y el Gobierno de Aragón que han colocado personal y recursos para trabajar con el sector». Además, López Insausti resaltó que «el margen de crecimiento todavía es muy grande» por lo que apeló a un «pacto de estado social sobre la cultura para tener un auténtico proyecto al margen de los cambios políticos que llegan y son sanos en democracia».