Los rejoneadores Fermín Bohórquez y Andy Cartagena salieron ayer a hombros en la corrida que se celebró en la plaza de toros de Las Ventas, dentro de la Feria de San Isidro. Dos soberanos portazos por la calidad y el ímpetu de sus respectivas faenas, por la personalidad de uno y otro: singular Cartagena y proverbial Bohórquez.

Este último, que ha tenido un año sabático en ruedos españoles, por la larga temporada que realizó en México, ha vuelto a Las Ventas más torero que nunca, muy templado y al tiempo con mucho ímpetu. El y sus caballos, en un momento esplendoroso. El hecho mismo de sacar partido al toro que abrió plaza lo dice todo. Un manso al que tuvo que buscar en las tablas, tirando de él con galopes cortos y muy templados, lo que se dice toreando.

Lo hizo todo el jinete, y muy bien, reuniéndose al estribo y clavando arriba, además de no tomarse ninguna ventaja. El par a dos manos con el hispanoportugués Nevado, algo sensacional. Cortó una oreja en este primero y todavía hubo pañuelos que pedían una más.

En el cuarto, además de buen toreo, dio un recital de monta, con detalles de alta escuela. El caballo Piropo, alazán cuatralvo, levantó clamores con un precioso balanceo en los preparativos de las banderillas. Antes, Oriente, tordo vinoso, se había lucido también para fijar al toro en el primer tercio.

Y en el epílogo, otra vez el espectacular tordo Nevado se puso a bailar en la cara del toro antes y después de colocar un par a dos manos. Perfecta actuación la de Bohórquez a pesar de que se le había ido la mano en el único rejón de castigo y en una banderilla, el resto muy templado y torero.

Cartagena fue una vez más la espectacularidad basada en la entrega y el esfuerzo. Montando a Manili atacó al manso en la querencia siempre por sorpresa, echando mano del socorrido violín. Y con Polvorilla, a dos manos y apoyándose en los terrenos de dentro. Fue el triunfo de la garra, del amor propio y del coraje.

A Luis Domecq le traicionó el rejón de muerte en el último momento en sus dos faenas. Sin embargo, estuvo muy completo en todos los órdenes.