Fermín Bohórquez salió ayer a hombros de la plaza de toros de La Muela tras cortar una oreja a cada uno de sus enemigos. Alberto Alvarez cortó una oreja a su primero y fue ovacionado en su segundo. Mari Paz Vega escuchó la callada por respuesta en su primero y dio la vuelta al ruedo en su segundo y Juan de la Reina vio silenciada su labor en sus dos enemigos.

Se lidiaron un ejemplar, para rejones, de la ganadería de Francisco Galache, de buen juego, pero algo parado. Otro para rejones de Criado Holgado, de muy buen juego, que puso el triunfo en bandeja a Bohórquez y seis, para lidia ordinaria, de Antonio San Román, muy terciados, de pocos pitones y justos de fuerzas, pero que no plantearon excesivos problemas a los matadores.

Fermín Bohórquez tuvo que emplearse a fondo con el primero de su lote, al que sólo castigó con un rejón y en el que destacó por la voluntad que imprimió a su labor. Mató de metisaca y rejón caído. Con su segundo, la faena se desarrolló con un gran ritmo y a elevada velocidad, haciendo el caballero jerezano las delicias de los espectadores, sobre todo en el tercio de banderillas. Mató a la primera.

Mari Paz Vega se lució con la capa toreando a la verónica en su primero, resultando aparatosamente volteada al realizar un quite por chicuelinas que mermó ostensiblemente sus facultades para el resto de la tarde. Con la franela comenzó la labor de su primero por el pitón derecho, pero el animal se quedaba muy corto y tuvo que cambiar la muleta de mano, pero la lástima fue que el animal se clavó una banderilla que había sobre el albero en el hocico y ahí se acabó todo. Falló con la espada. Con su segundo, con el público a su favor, y tras una lidia desordenada por culpa de los banderilleros, consiguió cuajar muletazos aislados. Se le pidió la oreja con fuerza, que el presidente, equivocadamente, le denegó.

Juan de la Reina no tuvo su tarde y sus faenas nunca llegaron a los espectadores.

Alberto Alvarez hizo lo mejor de la tarde. Con el capote recibió a sus dos enemigos con artísticos lances, con los pies juntos y bajando las manos. Con la muleta, en su primero, tuvo que templar mucho a su flojo oponente, obteniendo buenos muletazos, sobre todo por el pitón derecho, que le valieron una oreja. Y con su segundo, que brindó a Joselito, la faena, con grandes dosis de valor, tuvo que desarrolarse en la distancia corta. Mató de pinchazo y una estocada sensacional, pero el presidente, Eusebio Alvarez, le negó injustamente el trofeo mayoritariamente pedido por los espectadores.