El escritor Juan Bolea ha afrontado el reto de introducir el humor en su último trabajo, Los viejos seductores siempre mienten, una historia del género negro tan divertida como trágica, en la que explora los cánones de la novela romántica y apuesta por la mezcla de estilos.

Lo nuevo de Juan Bolea, publicado por la editorial Alrevés, adelanta ya desde su título que se trata de una novela «diferente». «Estás leyendo una novela de crímenes pero estás leyendo también una novela de amor», relata el escritor. A pesar de que Bolea ha firmado ya más de una quincena de novelas -como La melancolía de los hombres pájaro o El síndrome de Jerusalén- en ellas todavía no figuraba ni el melodrama ni el humor, revela. «En ésta he apostado por el humor, pero hay también melodrama a través de una historia de amor trágica y verdadera entre dos grandes mujeres: dos grandes divas de la novela romántica», descubre el autor.

El ritmo de la novela lo marca un misterioso caso que deberá resolver de nuevo el detective Florián Falomir, un habitual de los textos de Bolea. Un encargo absurdo que acaba tornándose tan complicado como la historia de pasión que lo sustenta.

«Y todo esto es un melodrama, incluso podríamos llamarlo un negrodrama», bromea Bolea, acuñando para su obra un término que todavía no existe, ya que la novela policíaca ligada al género romántico no es un cóctel que se sirva de forma habitual en la literatura.

UN RETO CON UNA GRAN BAZA

Tampoco lo es el humor. Sin embargo, Bolea confiesa que este toque cómico fue el primer presupuesto con el que planteó la historia, ya que en su opinión «en la novela negra hay poco humor y en la novela negra española, últimamente, muy poco. Siendo muy difícil siempre aplicar el humor a las novelas de acción, yo tenía una baza muy buena para salir del reto, que es el protagonista de la novela, Florián Falomir», apunta a su favor.

Para su creador, este detective que resuelve sus casos desde la agencia de Las Cuatro Efes, en Zaragoza, encarna a la perfección la definición de «pícaro», un personaje «muy español», «turbio» y «empático» a partes iguales.

Por eso, el autor reconoce que no es un protagonista arquetípico de la novela negra: «Es más bien un antihéroe: hasta ahora el detective, el inspector o el comisario es siempre un hombre que diferencia perfectamente el bien y el mal. Pero Florián es más bien un justiciero que tiene una justicia personal».

Siguiendo su particular instinto, en Los viejos seductores siempre mienten este personaje que parece sacado de la novela picaresca se embarca en lo que parecía un «caso perdido». «Sin embargo, Falomir cree en él y acepta la investigación, entre otras cosas, porque tiene que comer», manifiesta entre risas el autor.

El detective Falomir comienza a indagar y es a partir de ahí cuando el caso a resolver tiene que «ir tirando del hilo de la historia». «Uno de mis retos ha sido conseguir que mis novelas se lean con gran profundidad, mucho ritmo y que al mismo tiempo el lenguaje sea culto y cuidado”, concreta Bolea.

Eso sí, sin palabras groseras y sin recrearse en fenómenos de violencia, una lacra en la sociedad que el escritor procura combatir «presentando el hecho criminal desde un punto de vista mucho más científico».

«El exceso de violencia en la novela negra moderna es un error. Yo puedo describir una escena del crimen -en todas mis novelas hay por lo menos una escena con un cadáver-, pero hago una descripción de los hechos como haría un juez, un instructor o un policía», matiza.

Todo ello con una cuidada estructura y «con argumentos trabajados a fondo que resisten al paso del tiempo». «Escribir es no escribir», revela el autor, quien cree que antes de lanzarse a la tarea de la escritura «hay que tener la idea delante, los personajes y los diálogos».

Y el resultado de este encaje de bolillos en el que Juan Bolea lleva muchos años moviéndose para publicar sus novelas, Los viejos seductores siempre mienten, llega hoy mismo a las librerías de toda España, aunque ayer, ya vivió su primera presentación pública en la Feria del libro Teruel. El Teatro Principal de la capital aragonesa, el miércoles desde las 19.30 horas con entrada libre hasta completar el aforo, acogerá un nuevo acto en el que Bolea estará acompañado por la también escritoria y periodista Teresa Viejo y por el editor de esta novela y de Alrevés, Gregori Dolz.