--¿Habría sido posible esta película antes de la tregua?--Imposible. Había que esperar hasta este momento, en mi caso porque yo quería hacer Negociador sin concesiones. También por eso la he hecho pequeñita y, por tanto, gozando de gran libertad.

Negociador

--¿Cree que molestará a alguien?--Puede que a alguien le moleste antes de verla, porque aplicar pinceladas cómicas a temas como negociación y ETA predispone al escepticismo. Pero la película no tiene ningún posicionamiento ideológico. Aunque, bien pensado, a lo mejor a alguien le molesta precisamente porque no se posiciona.

--¿Cómo han cambiado las cosas desde la tregua?--Hace 10 años no podríamos haber tenido una conversación sobre esta película porque no existiría, y quizá estaríamos tomando una copa en el centro de Donosti mientras a pocos metros alguien quema un autobús. La sociedad vasca ha sido muy madura y en poco tiempo ha ido cerrando heridas.

--¿Que se vayan cerrando heridas significa que las posturas se acercan?--Tener a Bildu en las instituciones es muy sano porque colocar al frente de ellas a alguien que las repudiaba estimula el diálogo. A mí me pasó: darme cuenta de que alguien de la izquierda aberzale no tenía cuernos y rabo y no olía a azufre fue un gran adelanto para mí.

--Habrá quien diga que es demasiado pronto para hacer una comedia sobre ETA.--Hay historias que merece la pena entender. Creo que es necesario meditar sobre cómo hemos llegado a este punto. Cuando la voluntad de las personas aflora es cuando las cosas cambian. Las instituciones no suelen ser propensos a los cambios.--Al frente de Vaya Semanita

--Al frente de , usted se esforzó por combatir tabús sobre ETA. ¿Qué le lleva a tratar el tema?--Al final escribes sobre las cosas que te tocan de cerca. Yo veía algo en la calle que luego no tenía su reflejo en la pantalla. Con

Vaya Semanita