Con brío, ligereza y mucho ritmo debutó ayer el maestro alemán Christian Thielemann como director del Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena, que envió al mundo su célebre saludo de valses y polcas, casi 80 años después de hacerlo por primera vez, bajo el régimen nacionalsocialista.

Decenas de millones de personas presenciaron el más mediático de los espectáculos de música clásica en el mundo, celebrado en la Sala Dorada de la Musikverein de Viena.

Fieles a la tradición, Thielemann y la orquesta se centraron sobre todo en la música de la dinastía de los Strauss, acompañada por obras de otros compositores de la época, como Josef Hellmesberger o Carl Michael Ziehrer. De este último fue la Marcha Schönfeld, pasión militar con la que abrieron el programa, y una de las seis piezas tocadas por primera vez en este concierto.

La precisión y el ritmo destacaron en la interpretación, así como en la de la elegante Obertura de la opereta El barón gitano, de Johann Strauss hijo, que cosechó calurosos aplausos y gritos de «bravo» del selecto público. El vals Transacciones, de Josef Strauss, estuvo dedicado a los 150 años de relaciones diplomáticas entre Austria y Japón. También sonaron la Opera soiree, de Eduard Strauss, y el Vals de artistas (Strauss hijo), con la participación del Ballet de la Ópera de Viena.

Thieleman, considerado un experto en la música de Richard Wagner, Richard Strauss y Ludwig van Beethoven, convenció y entusiasmó al público, brillando especialmente en aquellas piezas que esconden algo del arte lírico, como el vals Nordseebilder o la Obertura a la opereta El Barón Gitano, ambas de Strauss hijo.

El amplio repertorio del programa incluyó, junto a las tres propinas habituales, un total veinte piezas, obras en su mayoría del siglo XIX, consideradas entonces música ligera. Sus autores son hoy vistos como los predecesores de los actuales músicos pop, pero en la época fueron despreciados por la Filármonica de Viena, que se negó a interpretarlos, sin imaginar la fuente de éxito e ingresos que le iba a suponer en el futuro.

El 1 de enero de 2020 será el letón Andris Nelsons quien llevará la batuta en este espectáculo.