Silencio. Pero no un silencio cualquiera. Silencio tenso, de espera. De repente, un murmullo generalizado acompañado de gritos, flashes y piropos invade el ambiente. Es él. Enrique Bunbury. En su tierra. En Zaragoza, y más concretamente, en la sexta planta de El Corte Inglés de Independencia, donde ayer estuvo firmando ejemplares de su último trabajo discográfico, El viaje a ninguna parte , por la tarde.

Bunbury llega despistado, como ajeno al revuelo que ha creado. Se mete en la salida de emergencia y saltan las alarmas. Da igual. Con la sonrisa en la boca, se gira y saluda al personal. Con sus gafas de sol, su look cowboy (sombrero de paja, cazadora y pantalones vaqueros y botas de cuero), su eterna melena y sus guantes de malla que dejan al descubierto unas uñas pintadas de rosa, Bunbury se sienta tranquilamente a departir con la prensa. "Este disco es como un viaje a una zona complicada. He tratado de demostrar qué es lo que siento, y por ello reflejo en él vivencias que he compartido a través de kilómetros y también sensaciones". Después de atender a los medios, se acomoda en una silla, bebe agua y comienza a atender a los fans bajo un enorme cartel que presenta el disco en el que aparece vestido igual.

Lejos de él, dos plantas más abajo, en la cuarta, las escaleras son un hervidero. "¿Es ésta la cola?", preguntan dos jóvenes que quieren tener cerca a su ídolo. "Sí, ésta es. Ya ves...", contesta Gloria Martín, una zaragozana de 19 años. Acompañada de su novio, Marcos Gil, de la misma edad, se apoyan en la barandilla esperando avanzar unos pocos escalones de tanto en tanto.

Y es que los más de quinientos seguidores que se acercaron para obtener un autógrafo y, en el caso de las chicas más atrevidas, un par de besos del ex héroe del silencio, tuvieron que aguardar pacientemente.

Entre tanto, arriba, Bunbury sigue repartiendo sonrisas, besos y autógrafos. Algún despistado sube por las escaleras mecánicas, pero debe subsanar su error y bajar hasta la cuarta planta. María Fuertes, estudiante madrileña de 23 años, tiene más suerte. Está muy cerca de Bunbury, y le fotografía con su móvil. "Ya me gustaba con los Héroes, pero ahora más. Da igual que toque rock o boleros... es un genio".