No se llenó la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza (alrededor de 1.000 personas llenaron la parte de abajo pero en el anfiteatro apenas una despedida de soltera de diez mujeres y un par de decenas más) pero los que estuvieron la liaron de lo lindo. Y es que, una vez más, David Bustamante no podrá tener queja del público aragonés que hasta lució con ímpetu una bandera cántabra.

Dos amagos hubo antes de que empezara realmente el concierto y en cada uno de ellos, el público ya estaba gritando como si no hubiera un mañana. A la tercera fue la definitiva. Como si de un telón se tratara, las luces se fueron a negro y lució con fuerza una B enorme en el centro del escenario mientras empezaba a sonar la banda (con teclado, batería, guitarra y bajo) como si de un sonido de radio se tratara interferencias incluidas.... Y apareció el protagonista de la velada, David Bustamante, que eligió Uno hecho de dos para arrancar el concierto. Canción a la que siguió Cobarde sin descanso y, tras ella, aún entonó una tercera pieza el cántabro sin ningún parón, Algo casual.

Para entonces, el público ya estaba de pie y no tenía ninguna intención de volver a sentarse. Móviles, cámara, globos y hasta camisetas poblaban los sitios de los espectadores y los bailes eran una parte más del show.

Tras esas primeras tres canciones fue cuando David Bustamante, que presentaba su último disco Héroes en tiempo de guerra, se dirigió por primera vez al público zaragozano. En realidad, daba igual lo que dijera porque entre la algarabía y la emoción de muchos de los que ocupaban las primeras filas de la sala Mozart, no estaban para mucho escuchar y sí para disfrutar.

Así que el cántabro no tenía otra opción que seguir con celeridad con el show que no defraudó en nada a los espectadores puesto que, como se esperaba, a las canciones de su último disco se le unieron todos esos clásicos que han convertido al artista salido de la primera hornada de Operación Triunfo en uno de los españoles más vendidos actualmente. Las 1.000 personas que acudieron ayer a su concierto de la sala Mozart estarán de acuerdo y lo demostraron con sus coros y movimientos.