Con motivo del 150 aniversario de la presencia de los hermanos Bécquer -Gustavo Adolfo y Valeriano- en las tierras del Moncayo aragonés, los visitantes podrán recrear las rutas que recorrieron los artistas sevillanos en los "Caminos del Alma", desde el Monasterio de Veruela a diferentes puntos.

Antes de los Bécquer, estos caminos fueron utilizados por los monjes cistercienses que habitaron el Monasterio de Veruela desde el siglo XII, cuando estos eclesiásticos se establecieron en la zona para asentar población y evangelizar la zona reconquistada a los musulmanes, además de servir como defensa en un área fronteriza entre los entonces beligerantes reinos medievales de Aragón, Castilla y Navarra.

Pero fue la estancia de Gustavo Adolfo -el poeta- y Valeriano -el pintor- entre 1863 y 1864 la que otorgó al monasterio la universalidad de la que hoy disfruta y a estas rutas "del alma" el interés cultural que hoy tienen, pues encierran paisajes, lugares y tradiciones que fueron bien relatadas en la obra de Bécquer, en la que están muy presentes las tradiciones y leyendas de las tierras del Moncayo.

Son, en total, once caminos desde Veruela a diferentes municipios de la zona, con el monasterio y el propio Moncayo presidiendo las rutas desde su posición privilegiadas, y con la posibilidad de disfrutar de todas estas localidades desde otra perspectiva, al llegar a ellas a través de caminos naturales y tradicionales y no de las carreteras actuales.

La primera de estas rutas "del alma" nos lleva, a través de un camino muy transitado a lo largo de la historia, hasta la ciudad de las tres culturas, Tarazona, principal núcleo del entorno del Moncayo, con un arte mudéjar protegido por la Unesco y una de las juderías más importantes del país.

Con los caminos 2 y 3 los visitantes podrán alcanzar las localidades de Grisel, que servía de abastecimiento a los monjes, y Los Fayos, no sin pasar por cerca de varias humildes construcciones de carácter tradicional, como las llamadas "casas-cuevas" o las "casas francesas" de los pastores, que aún se conservan hoy en día.

La siguiente ruta comunica Veruela con Trasmoz, famosa por su castillo, que dio lugar a numerosas leyendas sobre brujas y aquelarres y que bien recogió Gustavo Adolfo Bécquer en sus "Rimas y Leyendas".

Litago, Ainzón, Alcalá de Moncayo y Pozuelo de Aragón son los siguientes destinos de los "Caminos del Alma", todas ellas localidades que dependieron en su día del señorío feudal del monasterio y esta última culmina la ruta más larga de las once, con 27 kilómetros de recorrido.

El camino número 9 comunica Veruela con Añón de Moncayo a través del río Huecha y con llegada a las cuevas que dan nombre al pueblo, con un área recreativa para descansar las piernas y reponer fuerzas tras los más de 12 kilómetros de travesía.

Para concluir, las dos últimas rutas son simples paseos por la muralla que rodea al Monasterio de Veruela, por donde pasaba un vía crucis del que todavía se conservan algunas de sus estaciones, y a la ermita de la Aparecida donde, según la leyenda, se le apareció la Virgen a don Pedro de Atarés, señor de Borja, y que es el origen de la construcción del monasterio.

En resumen, once caminos para perderse y revivir los sobrios pasos de los monjes habitantes de Veruela durante siglos o para meterse de lleno en los ambientes misteriosos, oscuros y, a veces, fantasmagóricos, tan propios del Romanticismo y que plasmó Bécquer en sus obras.

Una zona plagada de diferentes leyendas sobre brujas, almas errantes gnomos o nigromantes, porque todo lo que se acerca al Moncayo irradia fantasía.

Historia y fantasía, pero también naturaleza, patrimonio, actividades culturales o deporte que ya están accesibles para todos aquellos que visiten Veruela -más de 70.000 el año pasado-.

Caminos para el cuerpo, para la mente y para el alma, pues, como bien dijo Gustavo Adolfo Bécquer, "cuando acabas los caminos es obligado sacudirse el polvo pero cuando reemprendas tu vuelta te darás cuenta de que no solo has limpiado tu ropa sino que has aireado tu alma".