"De perdidos, al río". Con estas palabras de Rodicio Goyanes, encargado de La Campana de los Perdidos, se podría resumir la situación del bar zaragozano, que desde que le fuera precintado su equipo de música el pasado sábado por la Policía Local durante un concierto del cantautor Riky López, las cosas no han avanzado mucho para llegar a una solución y por eso ha decidido tomar "todas las medidas posibles".

De momento, el bar tiene suspendidas todas sus actuaciones musicales de junio y sólo llevará a cabo espectáculos de palabra sin utilizar el equipo de sonido ("aunque, claro, también nos lo pueden prohibir alegando que el local no está habilitado para albergar actuaciones, sean del tipo que sean", apunta Rodicio). Como contrapunto a esta medida ineludible, el encargado de la sala zaragozana participará en los conciertos solidarios con la situación que viven determinadas salas musicales y que se prevé van a realizarse en la ciudad, así como que intentará negociar el traspase de su programa musical a los centros cívicos que colaboren.

Y medidas legales, también. Porque, agotados los cauces de la negociación y visto que no va a darse una pronta solución, Rodicio no descarta adentrarse en acudir a la Justicia. "El problema es que yo he estado hablando estos días con Gaspar, Pérez Anadón y Rosa Borraz y siempre pasa lo mismo. Tienen muy buena voluntad, muy buenas ideas, pero se acaban tirando la pelota el uno al otro, como si tuviesen miedo de hacer política, de tomar decisiones. Parece que temen, no sé, que se quejen los vecinos o algo".