La décimo primera campaña de excavaciones en Los Bañales, un proyecto de la Fundación Uncastillo, en la que participarán los 37 estudiantes becados por la comarca de las Cinco Villas, comenzará el lunes.

Con ello, un año más, el yacimiento arqueológico se vuelve internacional, ya que las procedencias de estos estudiantes cruzan fronteras. Así, llegarán hasta las Cinco Villas procedentes de Reino Unido -concretamente de la prestigiosa Universidad de Oxford--, Italia, Miami (Estados Unidos), Portugal, Chile y diversos puntos de la geografía española, como Madrid, Navarra, Barcelona, Valencia y Zaragoza.

Los estudiantes desarrollaran dos turnos, el primero del 1 al 13 de julio, y uno segundo, del 14 hasta el próximo 28 de julio, en que tendrá lugar la jornada de puertas abiertas en el espacio arqueológico.

Hasta entonces, los estudiantes trabajarán en el barrio septentrional de la ciudad romana, en torno a las dos columnas que hay justo a la entrada del mismo -viniendo desde Layana—un espacio que es propiedad de una familia de la localidad, pero «se ha obtenido autorización en un yacimiento que, pese a ser Bien de Interés Cultural desde los años 90, sigue en manos privadas», explica el

director de la excavación, Javier Andreu, quien acompañará a los estudiantes en esta aventura hacia el pasado.

Esta nueva campaña de excavación en Los Bañales continuará «con el plan diseñado estos últimos años, fundamentado en el hallazgo, recuperación y restauración de extraordinarios conjuntos de pintura mural del siglo I d. C. encontrados en el yacimiento en una domus», precisa Andreu.

Además, este año se va a acometer la excavación del área occidental de esa domus, una vivienda unifamiliar, con patio central. Los estudiantes internacionales que acudan a Los Bañales también se acercarán a los secretos del decumano este-oeste y zona al norte de las dos columnas que hay situada al llegar al yacmiento. En esta zona, en la que se lleva trabajando desde el pasado mes de abril, «se han localizado dos pasos de peatones nuevos y también unas enigmáticas marcas, seguramente de drenaje y orientadas a evitar la concentración de la humedad», especifica Javier Andreu. Además, «se trabaja con la hipótesis de que todo ese espacio al norte del decumano pudo ser un espacio comercial, quizá un mercado (macellum) abierto al territorio rural de la ciudad romana que se domina desde allí».