Antonio Gades, que el próximo mes de noviembre hubiera cumplido 68 años, falleció ayer en el hospital Gregorio Marañón, de Madrid, donde estaba ingresado a consecuencia de un cáncer que se le diagnosticó hace tres años. Hoy será incinerado en la más estricta intimidad, pues antes de morir expresó el deseo de que no se le realizara ningún tipo de acto fúnebre. Una fundación que llevará su nombre velará por el legado artístico del bailarín y coreógrafo, que en su larga e intensa carrera tuvo el reconocimiento internacional de sus compañeros de profesión y del público. A él, que compartió escenario con otra leyenda del baile, Rudolf Nureyev, le gustaba definirse como "trabajador del baile".

Poco antes de las cinco de la tarde de ayer, Gades cedió en su combate contra el cáncer y falleció en el hospital donde estaba ingresado desde hacía varias semanas aunque su estado se agravó el pasado sábado. Junto a él se encontraban su viuda, Eugenia Eiriz, que compartió los últimos años de vida del artista, y varias de sus hijas. En un comunicado, la familia señaló que el artista venía luchando contra la enfermedad "con valentía" desde hace tres años.

Antes de su muerte, Gades pidió a su viuda e hijas que transmitieran "su más sincero agradecimiento a todos aquellos que han admirado y apoyado su obra y, de manera especial, a los que le han acompañado en la última etapa de su vida", añadía la nota. El bailarín y coreógrafo "ha querido dejar como herencia", según informaron a Efe fuentes próximas a la familia, una fundación que se dedicará al "apoyo y difusión de la danza española en general y del flamenco en particular".

Antonio Esteve Ródenas, su nombre real, nació en Elda (Alicante) en unos años convulsos en España (acaba de comenzar la guerra civil), en una familia modesta que emigró a Madrid cuando el futuro bailarín tenía cinco años, siguiendo los pasos de su padre que se alistó como voluntario para defender a la Segunda República.

El artista fallecido mantuvo, en paralelo a su actividad profesional, un compromiso ideológico de izquierdas que le llevó a militar en el PCE aunque pasados unos años derivó a las posiciones del comunismo más ortodoxo y simpatizó con una de las escisiones que vivió esta organización en los años 80, el Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE).

Hace un mes y 13 días, Gades recibió de manos de Fidel Castro la Orden José Martí, la más alta distinción de Cuba, país que adoraba, para las figuras del arte y de la cultura. En el acto celebrado en La Habana, el bailarín, emocionado, recibió la condecoración "con el orgullo de compartirla con tantos miles de gentes que día a día, anónimamente, defienden a la revolución cubana".

Su afición al baile nació tras asistir a un espectáculo de Pilar López, su mentora, que descubrió a Gades en una actuación que tenía en el Circo Price de Madrid. Esta bailadora le incorporó a su compañía, de la que fue primer bailarín, a comienzos de los años 50. Fue ella quien le aconsejó el apellido artístico Gades y de quien aprendió que "primero está lo ético y después, lo estético". Ensueño , en 1961, fue su primer espectáculo de éxito.

Además de innumerables montajes de baile flamenco, Gades tuvo una estrecha relación con el mundo del cine al que llegó, en 1963, de la mano del realizador catalán Rovira Beleta con quien trabajó en Los Tarantos y en su primera versión de El amor brujo . Mario Camus le dirigió en Con el viento solano (1965) y Los días del pasado (1977), junto a su compañera de entonces, Pepa Flores. Pero fue con Carlos Saura con quien el bailarín plasmó en la pantalla y en los escenarios teatrales toda la expresión de su arte. Lo mejor de esta colaboración fue la trilogía Bodas de sangre (1981), Carmen (1983) --candidata al Oscar--, El amor brujo (1986) y el documental Flamenco .

Gades obtuvo numerosos premios, como el Nacional de Teatro, en 1970, y el de Danza, en 1988. En 1978, aceptó dirigir el Ballet Nacional Español, del que fue destituido dos años después.