El desfile de admiradores y artistas fue incesante durante todo el día de ayer. La capilla ardiente de Juanito Valderrama, instalada en la iglesia de San Luis de Los Franceses de Sevilla, acogió a miles de personas que quisieron dar su último adiós al artista.

La pérdida de unas llaves, las de la puerta grande de la casa de Espartinas donde el lunes murió el cantaor, provocó el retraso de casi una hora en la llegada del féretro. Del mismo coche fúnebre descendió también su viuda, Dolores Abril, muy afectada, acompañada de su hijo Juan, que decidió hace tiempo seguir los pasos de su padre. "Murió hablando de cante, como siempre", dijo ayer su viuda. "Me acababa de contar que quería grabar un disco con piezas que nunca había cantado para que la gente joven aprendiera", recordó.

Entre los que visitaron la capilla estuvieron María del Monte, Los del Río, Cristina Hoyos, El Lebrijano, Tate y Enrique Montoya, Marian Conde, la duquesa de Alba, Niña Pastori, Carmen Sevilla y Manuel Chaves.