Un espacio nuevo, luminoso y lleno de color ha reaparecido en la basílica del Pilar después de que ya hayan concluido los trabajos de restauración de la capilla de San Lorenzo. Unas obras que concluyeron hace días pero que concluyeron ayer oficialmente con la bendición del arcipreste de la basílica de Santa María la Mayor de Roma, el cardenal Santos Abril y Castelló y la visita de la consejera de Cultura del Gobierno de Aragón, Dolores Serrat.

ALREDEDOR DE TRES MESES

Los trabajos, financiados por Acciona y que se han prolongado durante alrededor de tres meses, han supuesto una intervención integral del espacio, con la restauración de suelos, iluminación, azulejería, el retablo de Juan Fita y la recuperación de las pinturas de Francisco del Plano, tanto la mural que cubre las pechinas y la cúpula como los lienzos ubicados en los muros de la capilla. Las obras también han permitido adecuar la sacristía de esta capilla para volver a colgar el Martirio de San Lorenzo, cuadro pintado por José de Ribera (El Spagnoleto) en 1615, que fue restaurado por el Museo del Prado y posteriormente expuesto en la pinacoteca madrileña en 2011.

Ahora, la capilla de San Lorenzo vuelve a lucir si bien lo cierto es que nunca ha sido una capilla que haya despertado demasiado interés, pues la oscuridad de sus pinturas y su escasa iluminación no hacían de ella precisamente un foco de atracción pero, con esta restauración, se ha logrado subsanar esos incovenientes para que adquiera un protagonismo mayor. A pesar de ser una capilla poco conocida, la de San Lorenzo tiene gran importancia en el conjunto del templo, ya que es una de las que contienen elementos de la fábrica original barroca inaugurada en 1718.

Los trabajos de restauración pictórica se han centrado en las obras de Del Plano, cuya obra mural al temple de las pechinas y la cúpula había quedado muy camuflada por repintes realizados en una intervención acometida tras la guerra civil, además de deterioros estructurales como filtraciones.

Aunque la historia de la capilla se remonta a 1617, será a partir de un diseño de Francisco del Plano en 1714 cuando se acometa su remodelación total; él sera el autor de las pinturas murales de la cúpula y pechinas (130 metros cuadrados aproximadamente) en las que representa una Subida de San Lorenzo a la Gloria portado por ángeles, así como de dos lienzos de gran dimensión, de 55 metros cuadrados cada uno, San Lorenzo ante el emperador Valeriano y El martirio de San Lorenzo, de la misma época.

Por otro lado, el altar que ahora puede verse (hubo otro anterior), es obra más tardía y fue diseñado por Ventura Rodríguez en 1780 y ejecutado por Juan Bautista Pirlet y Juan Fita.