--Si la vida hacia el exterior la escenificamos, como usted dijo el domingo en su discurso de la Real Academia ¿qué tiene de vida real?

--Es real, aunque sea simulada. Supóngase que viene aquí uno vestido de Ricardo III. Todo lo que se hace es real, sea mental o sea empírico.

--¿También la vida interior, plagada de fantasías?

--Absolutamente. Si no fuera real la idea que yo me he formado previamente en mi cabeza acerca de qué es lo que va a pasar esta tarde aquí, entonces vendría absolutamente desprevenido. Como si de pronto me trasladaran a las cataratas del Niágara.

--Aún con todas esas previsiones y cautelas, don Quijote le dice a Sancho que conocerse a uno mismo es el más difícil de los conocimientos

--Es que nosotros, una vez que reflejamos nuestras propias actuaciones, podemos elegir entre utilizarlas para reflexionar y aprender o no. Supóngase que ha cometido un acto que usted mismo reprueba. Entonces, puede ocurrir que aunque esa actuación se le refleje, la rechaza: no quiere ni oír hablar de eso. Por eso es tan difícil.

--Otra frase suya: "Sin sentimientos seríamos como armarios; ellos crean valores". Pero también la envidia es un sentimiento

--Si. La envidia es una de las enfermedades (en el sentido amplio de la palabra) más terribles que pueden acontecer al ser humano. Porque cuando un sujeto envidia a otro lo que le molesta no es lo que el otro ha hecho, sino lo que el otro es y que ha sido capaz de hacer. Si uno envidia a Cervantes envidia no sólo a sus barbas, sino al sujeto que ha hecho el Quijote.

--Desde la Academia se propone usted actualizar términos como delirio, psicosis o locura ¿También otros algo menos clínicos como los celos o el odio?

--Si. Ayer por ejemplo en una entrevista que me hicieron en una televisión tenían el diccionario de la Academia preparado para hablar de esta cuestión y me leyeron la definición de paranoia. Todo esto hay que actualizarlo, ponerlo al día no sólo desde el punto de vista científico, sino también desde el de la acepción coloquial.

--¿Las tiene ya elaboradas?

--No. Las tendré en su momento.

--Viene a Zaragoza a hablar en Ibercaja sobre el delirio de Don Quijote. ¿Lo de Bush o lo de Aznar son delirios de grandeza?

--No son delirios. Lo que han hecho Bush, Blair y Aznar es perder el sentido de la realidad respecto de una situación. Uno está siempre ante una situación y entonces la única manera de que uno pueda tener conciencia de sí mismo es tenerla de la realidad en la cual está. Entonces éstos la perdieron. Entre otras cosas, no se dieron cuenta de la trascendencia que tenía para un político el mentir, ¿no?

--Aznar, al menos, tenía anunciada su marcha

--En el caso de Aznar, la mentira parece que tiene pocas consecuencias, primero porque se marcha y en segundo lugar porque este país parece que ha olvidado aquel acontecimiento en el cual gracias a la mentira de Aznar nos metieron en la guerra. Pero realmente en el caso de Blair y de Bush tiene consecuencias muy serias, porque el primero puede tener que dimitir y Bush puede perder las elecciones.

--Prepara ya las pruebas del segundo tomo de sus memorias: Pretérito imperfecto. ¿Cómo fue su experiencia, en plena dictadura, en el manicomio del doctor Esquerdo?

--Fue una experiencia que tuvo mucho de terrorífica , pero al mismo tiempo, muy ilustrativa, ¿no? Y no sólo porque aprendí, sino que además te das cuenta de hasta qué extremos puede llegar el deterioro de una persona, de un ser humano, tras 25 o 40 años de manicomio. En las condiciones más inverosímiles.

--Usted lideró una corriente liberadora de esas condiciones

--Aquello me sirvió entre otras cosas para tomar conciencia de que la psiquiatría o el deterioro mental no podía significar nunca la pérdida de los derechos civiles de esa persona que lo padecía. El enfermo mental sigue siendo un ser humano y un sujeto de los derechos civiles.

--El miedo como instrumento de dominación ¿Cree que estamos otra vez en esa línea?

--En la dictadura el miedo corrompió a una parte de la sociedad española que tuvo que transigir con ella. Ahora el miedo tiene otro carácter, es más la incertidumbre ante la propia vida, no saber si en el avión que monta hay una bomba, no saber dónde está la opresión. Son situaciones paranoides.

--Ve la Real Academia como un Futuro perfecto

--No, entrar en ella no quiere decir que sea perfecto. Ella puede serlo, pero lejos de mí estar en la perfección.