Ni grandes elogios, ni críticas extremadas. El cartel de Mónica Casamayor Flores para el Pilar , que anunciará las próximas fiestas de Zaragoza, no ha levantado polémicas encendidas como en su día lo hiciese aquel Pilar de marcha de 1999, en el que Pedro Yus pintaba a una Virgen con tacones llevando a la feria al niño. Pero tampoco parece entusiasmar a los profesionales del diseño que, sin embargo, muestran un moderado grado de aceptación hacia la imagen de los pilares 2004.

"No es que me parezca una maravilla, pero en esta ciudad resulta difícil hacer cambios, como pasó con las farolas de Independencia. Por eso me resulta interesante, porque hemos conseguido quitar el Pilar, que no puede ser el símbolo de la Zaragoza del siglo XXI y aunque sólo sea por salirse de lo normal ya me parecen bien", comentaba el pintor Paco Simón.

IDENTIFICACION

Sin embargo, esta ausencia de un elemento identificativo ha servido, por otro lado, de motivo de crítica. Así lo hizo saber ayer el grupo municipal del PAR, que quiso dejar claro que "aunque respetamos la decisión del jurado, creemos que no es un cartel que represente a la ciudad de Zaragoza. Podría verse en cualquier otra ciudad y en cualquier otro tipo de fiesta, pero las del Pilar y sus características están poco representadas", señaló Manu Blasco.

Antonio Postigo, dibujante de EL PERIODICO DE ARAGON, valora, precisamente todo lo contrario, y se centra en el aspecto visual de la obra. "Me parece un cartel correcto y valoro que aporte nuevas ideas y conceptos. Es decir, que para anunciar algo se busque un reclamo tan sólo estético, que sea plásticamente correcto, aunque no refleje nada festivo".

Pero si la iconografía del cartel suscita criterios enfrentados, lo mismo sucede con el diseño en sí. Para unos, como el ganador del cartel de las fiestas del Pilar del 2002, Santiago Lorén Berdusán, el trabajo de Mónica Casamayor "es muy moderno y sintético, por lo que lo considero positivo para la calle porque en un simple vistazo sabemos de lo que habla. El del pasado año era más complejo y había que mirarlo con detenimiento para quedarse con el mensaje y el lenguaje de un cartel debe ser más simple y casar con la intención publicitaria que tiene, y éste lo logra".

Otros profesionales del diseño y la ilustración ponen pegas, en este caso profundizando en detalles técnicos. "Creo que es un cartel soso, pues la alineación es lo menos parecido que hay a una fiesta; es más un desfile", apunta el dibujante y pintor José Luis Cano. Y en la misma línea, la ilustradora Ana G. Lartitegui añade: "A mi no me gusta el fondo blanco, el color blanco es el silencio y la fiesta pide más guerra".

El ilustrador Javier Almalé también lo tiene claro, en negativo: "No me gusta pues utiliza la iconografía del 23 de abril y confunde la bandera con las fiestas del Pilar; las flores son recurso habitual en anuncios de supermercados, de fiestas de primavera o fondos de escaparate y no sabes si es un certamen floral o San Jorge. Además, es muy soso".

Alberto Gamón, ilustrador y dibujante del EL PERIODICO, resume de alguna forma la idea general de todos. Y es que Gamón estima que Flores para el Pilar "se queda a medio camino; el planteamiento es bueno pues me gusta la idea de las flores que sí la creo representativa de las fiestas, pero no me convence haberlas alineado con los colores de la bandera. Primero porque estamos hablando de fiestas del Pilar y no de San Jorge. En este sentido, por ese mestizaje floral, yo hubiese puesto una flor de cada color", dice.

Y mientras, la autora, Mónica Casamayor, saborea su premio y asume todo lo que se diga sobre su obra: "Después de las críticas que tuvieron los de años anteriores, me espero de todo. Pero es lógico, pues un cartel no tiene que agradar a todo el mundo", dice con serenidad mientras se trata de hacer a la idea de lo que sí es seguro, que su cartel será la imagen de las fiestas.