Los carteles callejeros que al paso de los días son rasgados por viandantes anónimos; la poética visual del muro que incorpora grafittis o zarpazos al icono original, configuran la propuesta estética de Mimmo Rotella (Catanzaro, Italia, 1918), de quien Ibercaja presenta una retrospectiva en su centro de Exposiciones (San Ignacio de Loyola 16) hasta el 18 de diciembre.

La exposición ofrece 37 piezas de ese vanguardista octogenario, pionero junto a los franceses Hains y Villeglé, de la técnica del decollaje (carteles arrancados de la calle, rasgados y pegados en un lienzo). Corresponden a los trabajos realizados entre 1953 y 2004, que proceden del propio taller del artista, de la galería San Carlo de Milán y de otras colecciones.

ICONOS RECONOCIBLES

Los rostros de Marilyn Monroe, Marlene Dietrich, Marcello Mastroiani, Sofía Loren o John Wayne dan cuenta de la fascinación que el cine ejerció en los jóvenes italianos de la segunda postguerra, como una auténtica fábrica de sueños. Otras veces plasma el imaginario español reflejado en los carteles taurinos. Rotella invita a mirar de nuevo a la pantalla cambiante del muro callejero donde cualquier rasgador anónimo deja su traza, una línea que desestabiliza el sentido original del mensaje publicitario. No falta una invitación a la sonrisa macabra sobre el paso del tiempo, como en las medievales danzas de la muerte: Ubi sunt? ¿Adonde fueron a parar, dónde están aquellos mitos, aquellos sueños? Siempre una demanda de reflexión-meditación y de denuncia.

El propio artista, en sus comienzos, rasgaba por su cuenta sobre el papel ya rasgado, en sus investigaciones de lo informal. Pero a partir de 1958 lo enmarca tal cual lo recoge de la calle, confiriendo al muro el valor de obra pública. Sus decollages devienen figurativos.

"El desgarro conferido al cartel se une a un deseo de transformación del sentido impuesto por otro más libre y fantasioso. O bien es indescifrable o bien se abre a toda suerte de interpretaciones, asociándose a otras lecturas ligadas al azar" recoge como cita la comisaria, Martine Soria, en su texto para el catálogo de la muestra.

En 1961 Rotella se une al grupo de los neorrealistas: Hains, Dufrene, Villeglé, Klein y Tinguely que tenían en común una noción de realismo que entraña nuevos enfoques perceptivos de lo real. Dos años mas tarde, ante el riesgo de anquilosarse y de quedarse atascado en la repetición, Rotella emplea medios fotomecánicos para trasladar imágenes repetitivas a un lienzo (mechanical art ).

Alrededor de 1970 se interesa por los efectos obtenidos de las superposiciones de las pruebas de imprenta que utilizan los impresores para ajustar sus máquinas, y más tarde plastifica esas imágenes, o superpone hojas monocromáticas. Ha desaparecido el mensaje original, ya no es identificable. En 1986 el artista aplica pintura sobre los carteles o les incorpora graffitis.

LA PROTESTA

Según afirma Martine Soria en su texto del catálogo, la originalidad de Mimmo Rotella "radica en no envejecer y seguir siendo un artista contestatario --algo propio de un creador-- y en no encasillarse en un sistema ni en un movimiento, lo cual le limitaría".

El propio Rotella ha explicado que "arrancar los carteles de los muros es la única revancha, la única protesta contra la sociedad que ha perdido el gusto por los cambios y las transformaciones maravillosas". Y permanece en la búsqueda del la verdadera cultura del hombre de la calle, de la ciudad como centro de un entramado de signos comerciales o culturales.