"El primer fin de semana fue bueno y el nivel de ventas hasta el miércoles no fue mal"; después llegaron los chaparrones y este fin de semana han competido con el calor, Nadal, la Fórmula 1 y el partido del Zaragoza. Joaquín Casanova, presidente de la Comisión Permanente del Libro, organizadora de la Feria, asegura que "la crisis está latente todavía" e incluso, aunque todavía no hay balance oficial, afirma: "Si logramos que sea como el año pasado, irá bien".

En cuanto al público, han sido un "éxito" las conferencias --este año han tenido lugar en el hotel Don Yo-- sobre el Bimilenario de Augusto; y las presentaciones de libros, que "en todas ha habido público y algunas han llenado", asegura. Y además, han venido, como ya es tradicional, autores internacionales como Sara Lark, por lo que "el elenco de escritores" ha sido importante.

Pero las ventas son otra cosa: "Somos quejicas", asegura el librero y editor, "porque a nadie nos soluciona las ventas la feria, sino el día a día". Y hace hincapié en las razones: "la piratería, las fotocopias". Casanova critica que "en cultura todo vale, no hay nada penalizado, todo se permite"; por lo que "hasta que no haya leyes que lo penalice", cada día habrá menos gente que se dedique a la cultura.

"SOY OPTIMISTA" Pese a todo, se define como "optimista" porque "cualquier libro que se venda y deje un hueco en la estantería es bueno", aunque "no vendamos todo lo que querríamos". La piratería está haciendo "mucho daño", también los ebooks y la falta de apoyo al sector, pero sobre todo "la crisis" porque si hay seis millones de parados y estos compraban cuatro libros al año, "estamos hablando de 24 millones de libros". Y remarca ese optimismo pese a que explica que "si de la crisis no vamos a salir hasta 2018 nos tendremos que ir preparando y a ver quién aguanta", porque "bibliotecas no compran novedades", las de las universidades están "bajo mínimos", etc.

Lo que tiene claro es que "lo gratis funciona", como han demostrado las charlas pero "hay poco poder adquisitivo, pero un país que quiere salir del hoyo tiene que ser culto". En este sentido, asegura que "la Feria es necesaria, porque los libros tienen que estar en la calle"; aunque reconoce que igual hay que "dar un giro: menos días, otras fechas... pero nada radical, porque está comprobado que eso no funciona".