La independencia del ser humano es el tema central de Tristana, el clásico de la literatura española creado por Benito Pérez Galdós, llevada al cine por Luis Buñuel, y adaptada ahora por Eduardo Galán para su estreno en el Fernán Gómez (del 17 al 26 de febrero), interpretada por Olivia Molina, Pere Ponce, Alejandro Arestegui y María Pujalte, bajo la dirección del aragonés Alberto Castrillo-Ferrer.

La obra, es, a pesar de estar ambientada en el siglo XIX, «desgraciadamente actual» porque, aunque «está claro que se ha avanzado mucho, todavía queda muchísimo por hacer», coincidieron Arestegui y Pujalte.

Tristana, joven huérfana y acogida por Don Lope, es «una heroína» que, simplemente, aspira a no depender de un hombre para ser «honradamente» libre, una figura que, como señaló Molina, ha acabado convirtiéndose sin quererlo en la «semilla» del feminismo actual. Don Lope, su tutor, «un seductor otoñal», es quien le transmite ese deseo de «libertad» con el objetivo de enamorarla, sin embargo, es él quien acaba en las «redes» de Tristana, enamorándose por primera vez en su vida, detalló Ponce sobre su personaje.

No obstante, de quien Tristana se enamora «locamente» es de Horacio, un joven artista bohemio que encarna una «figura masculina súper actual» que mostrará cómo a través del amor «un hombre puede cambiar», según Arestegui.

Paralelamente a la representación hay programada una exposición de la obra de Pérez Galdós, una paseo literario por el Madrid Galdosiano, dos charlas coloquios, la proyección de Tristana (1970) de Luis Buñuel y el evento El vino del personaje.