Música (y casi temperatura) de Cabo Verde en el Auditorio Natural de Lanuza, en la penúltima jornada del programa especial que Pirineos Sur ha dedicado este año a las músicas del Sahel. Fue eso el pasado jueves, en una noche que congregó a casi 3.000 espectadores. En la primera parte de la velada actuó Dulce Matias, con un invitado de lujo: Tito Paris; en la segunda, Cesaria Evora, la gran matrona de la música caboverdiana.

Lo de Dulce Matias parece que no termina de arrancar. Ni en disco ni en directo, intenta conjugar tradición y modernidad, pero sin una línea clara de partida, por lo que los resultados son mayormente discretos. El jueves, en Lanuza, para mayor abundancia, no pareció encontrar su sitio (más allá de mover su solvente esqueleto sobre el escenario): no controló la voz ni a unos músicos que en algunos momentos parecían haber perdido el afinador. Armó como pudo un repertorio en el que no faltaron canciones de Mel D´cana, su disco más reciente, y su concierto solo mostró algo de color cuando su compatriota Tito Paris le acompañó en Baia de Sanvicente y en la pieza que titula el álbum mencionado. Paris, entre otras cosas, puso orden en la banda y desplegó su talento. El mismo que dejó patente en un breve set en solitario (sin Matias, quiero decir), en el que bordó piezas como Preto E Mi y Dan§a ma mi criola . Otro gallo caboverdiano nos hubiese cantado si en vez de ser Dulce la estrella lo hubiera sido Tito. El público también lo entendió así.

Luego vino Cesaria, con su andar renqueante y su voz ahumada por las madrugadas de Mindelo, la capital de su San Vicente natal, y el resto de la noche transcurrió mecida por el encanto de las suaves mornas y las algo más vivas coladeiras de su repertorio. Con una banda espléndida (destaquemos la excelente labor del guitarrista Joao José Pina Alves), Cesaria ejerció de lo que es: un modelo de perfección, con los pros y contras que eso conlleva. Desgranó con clásica soltura canciones como Cretcheu di ceu, Lua testimunha, Mar de canal, Fala pa fala o Beijo roubado , además de las imprescindibles Angola y Sodade . Y, por supuesto, su versión de Bésame mucho . A estas alturas de película, a Cesaria Evora no se le puede pedir más de lo que dio: una actuación sin altibajos, trufada de momentos brillantes.

Y hoy, en Lanuza, el esperado concierto de Paco de Lucía, recientemente galardonado con el premio Príncipe de Asturias 2004. El mito de la guitarra flamenca actúa con las localidades agotadas. 4.500 personas dispuestas a vibrar con su último disco, Cositas buenas , que presentará acompañado por Juan José Heredia, Alain Pérez, Antonio Serrano, Montse Cortés, Victoria Santiago y Israel Suárez. La expectación es máxima. El balance, el domingo.