Berlín 1933. Tres amigos. Martin y Elsa, -una pareja de recién casados vinculados al mundo del cine alemán de la época-, y Leo, un actor de teatro de ascendencia judía comparten la vida alegre de los años 30, el cine de los estudios UFA, el teatro y los cabarets berlineses... pero todo ello se verá truncado por la ascensión del nazismo al poder. En esa época alegre de la ciudad alemana, rebosante de cultura, es donde arranca Shakespeare en Berlín, la obra de teatro de Arden Producciones que mañana miércoles llega al Teatro de las Esquinas de Zaragoza (19.30) dentro del ciclo Teatro rebelde.

«Me atraía mucho ese momento concreto de la Historia, que en realidad se puede extrapolar a muchas partes del mundo, en Alemania y como un país entero se somete y se acerca a un solo líder y más aún que, viendo las consecuencias de todo aquello, vuelva a repetirse. Es algo que me da mucho miedo...», señala el dramaturgo y director de la obra, Chema Cardeña, quien también la protagoniza junto a Iria Márquez y Juan Carlos Garcés. «Me gusta utilizar el teatro para a través del pasado hablar de hoy. ¿Sabes lo que ha pasado en estos cuatro años desde que se estrenó la obra? Que en principio, algunas de las frases que le hacía decir a los actores, tenían un sabor añejo pero ha ido cogiendo más vigencia por los acontecimientos hasta asustar. Por eso, es muy interesante revisar ese momento de la historia y ver sus reminiscencias en el presente», explica Cardeña.

Shakespeare en Berlín, que tiene una duración de 75 minutos, atraviesa durante su función por cuatro periodos concretos (1933, 1938, 1941 y 1946), en los que asiste al paso del tiempo y sus consecuencias en la vida de los tres personajes. Los acontecimientos marcarán sus rumbos: el incendio del Reichstag, la noche de los cristales rotos, la guerra y el final de los juicios de Nüremberg. «El tiempo pone las cosas en su sitio y te das cuenta que cada momento... Yo no quería contar la Historia como tal, de hecho, me centro en un periodo casi como anécdota pero la pregunta flota en el ambiente, ¿qué hubieras hecho tú? Yo no sé qué hubiese hecho y creo que hacerte esa pregunta y responderla es muy valiente porque no tiene fácil respuesta», reflexiona el propio Cardeña.

Cada uno de los saltos en el tiempo, los entreactos, están tejidos por una videoproyección en la que un personaje («no puedo desvelar quién es»), «va contando lo que está sucediendo sobre imágenes reales y va haciendo reflexiones». Son, en cualquier caso, entreactos muy rápidos que obliga a los actores a un trabajo físico importante: «Es algo muy emocional, además. La obra empieza en un tono muy bonito, con el ambiente cultural y alegre de Berlín pero te vas adentrando en lo que va pasando y eso requiere de un estado de alerta constante», señala Chema Cardeña.

Shakespeare en Berlín, al final confronta al espectador con su propia realidad: «Es impresicindible concienciar desde la cultura. Yo no he hecho otra cosa en mis más de 30 años de carrera. Ya lo dijo Shakespeare, el teatro es un espejo del ser humano. Me da igual desde dónde pero el teatro tiene que tener un compromiso con la sociedad. Uno de los grandes vencedores de esta pandemia es el teatro, está siempre lleno, al 50% pero con aforo completo. La gente, en esta pandemia, se ha reencontrado con el teatro. Lo demás, el cine, las series, la música lo puedes ver o escuchar en casa pero el teatro solo puedes verlo y sentirlo en vivo. Te llega mucho más sintiendo al actor cerca. Y es ahí donde el teatro tiene que hacerte reflexionar y analizarte, da igual que sea comedia, drama o lo que sea pero esa debe ser su función, yo lo tengo muy claro», concluye Chema Cardeña.

La obra, la tercera del ciclo Teatro rebelde del Teatro de las Esquinas, tendrá una única función a las 19.30 horas. Las entradas, a un precio de 12 euros, se pueden comprar a través de la web del teatro o en la propia taquilla del espacio.