Hace poco más de un año que publicaron su último trabajo, Comanchería, aunque ya suena hasta lejano: «Con toda la película de la pandemia parece que fue hace mucho pero, en realidad, no hace tanto…», arranca Nega, uno de los componentes de Los chikos del maíz (viernes, 18.00 horas en la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza), cuando se le pregunta sobre ese trabajo, del que no cree que suene algo diferente: «Es un disco más reflexivo, más tranquilo, incluso desesperanzado porque son muchos años al pie del cañón y eso te va mermando y desgastando. Yo la diferencia que veo con los anteriores es que es más relajado porque ya estamos desengañados de todo esto». ¿Desencantados con qué? «Estamos un poco cansados de ver que al final después de tantos esfuerzos y sacrificios, todo sigue un poco igual. Al final es un poco, joder… La pregunta que te haces de si ha merecido la pena toda esta lucha y esta batalla, pues supongo que sí. Pero el paso del tiempo va mermando las esperanzas y es algo un poco peligroso porque al final cuando dejas de tener esperanza puedes convertirte en un cínico pero ahí estamos, peleando las contradicciones», reflexiona en voz alta.

Eso sí, Nega no quiere ni oír hablar de que es algo que pueda tener que ver con que la madurez transforma: «Eso que me dices es muy peligroso. Yo conozco mucha gente muy madura que sigue peleando como el primer día. Igual esto son también etapas, que igual te pilla algo más de bajona y desengañado en algún momento y luego vuelves al pie del cañón. Es que si asumimos que perder la esperanza es madurar nunca conseguiremos nada porque en el momento que cumples 35 años, todos los sueños se vienen abajo y las esperanzas».

El viernes llegan a la sala Mozart, un escenario desde luego bastante alejado de los que suelen pisar Los chikos del maíz, después de que se tuviera que retrasar su concierto anunciado para noviembre: «A ver si pudiera iniciarse una racha de conciertos de este estilo y lo digo no tanto por nosotros que podemos aguantar un poco más, pero imagínate los técnicos de sonido, de luces… que llevan un año sin currar. A ver si se pueden empezar a hacer cosas aunque sea de esta manera limitada porque clama al cielo que los centros comerciales estén hasta arriba y tú no puedas hacer un concierto con la gente separada», reivindica el MC que se explaya sobre la actuación: «Hicimos uno parecido en Getafe y, claro, es otro rollo, el repertorio es el mismo pero lo enfocas de otra forma, no llevas el rollo de dar saltos, es algo más tranquilo. Es un formato que, desde luego, puede funcionar pero es diferente. Si te soy sincero, yo prefiero un concierto de toda la vida pero es lo que toca ahora», se sincera.

Llegan a Zaragoza en un momento en el que está muy reciente la entrada de Pablo Hasél en la cárcel y Los chikos del maíz saben mucho de estar en el punto de mira por sus letras: «Es completamente indignante que por el mero hecho de escribir unas letras y, encima, decir cosas que luego son verdad y están probadas, que el rey emérito es un corrupto, termines en la cárcel, clama al cielo. Leía el otro día que somos el país con más artistas encarcelados por encima de sitios como Turquía o Irán. Es muy fuerte», dice indignado un Nega que, en cualquier caso, asegura que ellos no van a cambiar su manera de cantar: «Si te autocensuras es que han ganado… pero, sí que es una pelea constante y tratamos de no alimentar mucho la bola, intentar pasar lo más desapercibido y no avivar ese fuego, pero de autocensura, nada».

Algo que dice alguien que se ha visto expuesto a través de las redes sociales: «Cansa bastante porque no solo tienes en contra a la derecha que está pendiente sino a parte de la izquierda y un montón de gente que está con la lupa puesta esperando a ver qué dices, qué haces, a quién apoyas, a quién no,… y eso es bastante agotador. Un año en Los chikos del maíz vale por diez en cualquier otro grupo porque es estar siempre en el punto de mira», dice no sin cierta resignación el MC, aunque también deja claro que no se consideran profetas de nada: «Nosotros hemos dejado una serie de notas, de apuntes y de propuestas; quien quiera que las compre y quien no, que siga a lo suyo. No queremos asumir el papel de profesores o de que solo exista nuestra verdad».