Siempre he creído que no hay verdadero humanismo sin las ciencias. En mi carpeta a ellas dedicada están las más estrictamente tales, con muchos artículos y subcarpetas sobre grandes científicos a mano, que me interesaron: de <b>Darwin</b> y <b>Humboldt</b>, de <b>Einstein </b>a <b>Hawking</b>, incluyendo a dos españolas: <b>Enriqueta Lewy</b> y <b>Margarita Salas</b>, ambas vinculadas al genial <b>Cajal</b>. Entre las ciencias sociales, tuve gusto por la Filosofía (de <b>Pascal</b> a <b>Montaigne</b>; <b>Russell</b>,<b> Benjamin</b>,<b> Sartre</b>, y mi preferido <b>George Steiner</b>); la Psicología (<b>Freud</b>,<b> Jung</b>,<b> Fromm</b>,<b> Melanie Klein</b>, y hoy <b>Steven Pinker</b> y <b>António Damasio</b>), Sociología y Antropología (<b>Weber</b>,<b> Levi-Strauss</b>, <b>Pauwels </b>y <b>Bergier</b>, el grupo español en torno a Carmelo Lisón); la ciencia Política (los utópicos Moro y <b>Cabet</b>, <b>Montesquieu </b>y <b>B</b>abeuf, Reclús, Marx y <b>Engels</b>,<b> Lafargue</b>,<b> Rosa Luxemburgo</b>,<b> Lenin</b>,<b>Trotsky</b>,<b> Gramsci</b>) o los renovadores (<b>Samir Amin</b>,<b>Chomsky</b>,<b> Eagleton</b>), o los popes del neocapitalismo y el liberalismo (<b>Popper</b>,<b> Bobbio</b>, y economistas como Keynes y Piketty). Y aunque no es una ciencia, trata del pensamiento la religión, de que guardo muchos anónimos (Biblias varias), patrística y teología de san Agustín a <b>Tomás de Aquino</b> o <b>Lutero</b>, de <b>Teilhard du Chardin</b> y <b>Lanza del Vasto </b>o los monjes de Taizé a <b>Hans Küng</b>, o grandes críticos de <b>Renan</b> a<b> Puente Ojea</b>. Y sobre tendencias opacas y conservadoras, de la masonería al Opus Dei, que no se enfaden los amigos que tengo en esas sociedades.

Al acercarme a la Historia, que ha informado más de medio siglo de mi vida profesional, tiemblo de no transmitir mi pasión y entusiasmo. He almacenado cientos de textos biográficos, del pasado universal, español e hispanoamericano (con especial estudio del exilio), también del pensamiento económico (Smith y<b> Say</b>, Stuart Mill, los socialistas utópicos, Proudhon, Schumpeter) y mi disciplina estricta, lo económico y sus instituciones, sobre lo que guardo carpetas con libros y artículos de tantos excelentes colegas. Con apartados muy grandes para Aragón, y también Portugal, país al que he dedicado muchos amores. Destaco de nuevo allí docenas de magníficas películas y documentales.

Carpeta aragonesa

Aunque hablaré sobre la carpeta aragonesa, incluyo en la de Historia nuestro pasado, con especial atención a <b>Servet</b>,<b> Gracián</b>,<b> Molinos</b>,<b> Nipho</b>, los ilustrados como <b>Asso</b>,<b> Latassa</b>, los Azara, Aranda, Salas, o mujeres como la Amar y Borbón, la Catalán de Ocón, Andrea Casamayor. Los grandes del XIX, de Antillón y Foz a Costa y Mallada, o doña Concha Gimeno de Flaquer. Ya en nuestros siglos, me interesaron y guardo mucho de ellos <b>Ibarra</b> y <b>Cajal</b>,<b> Acín Aquillué</b>,<b> Jarnés</b>,<b> Sánchez Sarto</b>,<b> Severino Aznar</b> y <b>José Larraz</b>,<b> Miguel Labordeta</b> y María Moliner.

Aunque he almacenado docenas de biografías y obras de toda época, trabajé casi siempre la época contemporánea, y por diversas razones además de grandes empresarios estudié las épocas de la dictadura de Primo de Rivera, República, guerra y exilio, de que desbordan mis ficheros, como del final del franquismo y la transición, que ordené y elaboré para mis memorias.

Y, ya lo anuncié, ay, los fallecidos desde el año 1976, tantos grandes profesionales y personas, entrañables amigos y amigas. Hace tiempo que, junto a mi biblioteca de autor, tema o imprenta aragonesa, que doné a la Universidad, le entregué poco después 208 cajas archivadoras catalogadas con mi archivo personal. Ojalá un día estos que hoy narro y desgrano, puedan ser colgados y consultados por todo el mundo.