LA DIVISION AZUL. SANGRE ESPAÑOLA

EN RUSIA, 1941-1945

AUTOR: Xavier Moreno

EDITORIAL: Crítica

PAGINAS: 553

PRECIO: 24,90 u

Tras su resurrección mediática impulsada por el ministro José Bono por el desfile de día de las Fuerzas Armadas, la División Azul ya tiene una historia contrastada. Lejos del centenar de libros memorialísticos sobre los españoles que combatieron por Hitler contra la URSS, La División Azul de Xavier Moreno es fruto de una investigación en archivos españoles, alemanes y británicos (faltan los rusos) y de testimonios orales.

Moreno incide en las duras relaciones entre falangismo y franquismo y aporta datos inéditos sobre la recluta, las presiones diplomáticas y aspectos económicos. Los 45.000 soldados de la División Azul, con su epígono de la Legión Azul y los centenares de voluntarios que se integraron en la Wermacht o las SS al final de la segunda guerra mundial, representan el quiero y no puedo de un régimen al que sólo la negativa nazi de donación del Africa francesa impidió que entrara en guerra.

1. DIVISION DE SEÑORITOS. El perfil sociológico del primer contingente muestra a jóvenes menores de 30 años, solteros, universitarios (el 25%), empleados y dependientes del comercio. Pocos funcionarios, obreros fabriles y campesinos. Moreno explicita la recluta: "A nivel social, las clases altas y medias dieron miles de sus hijos a la División Azul en 1941. (...) El obrerismo, excepción de quienes fueron o se vieron forzados a enrolarse, se vinculó poco a la División". Como ejemplo sirve el primer caído : el piloto Luis Alcocer, hijo del alcalde de Madrid.

2. VOLUNTARIOS FORZOSOS. A mediados de 1942 la euforia falangista cedió el paso a una recluta incentivada por dinero e incluso forzosa de militares y presidiarios. La remuneración total, entre la soldada española y alemana, sumaba 8.800 pesetas anuales (10.600 para los casados), "entre el doble y el triple de lo que por aquel entonces ingresaba un obrero". A veces, el motivo para enrolarse era situarse en el campo de los vencedores de la guerra civil o lograr la condición de excombatiente, que abría las puertas a un empleo en la Administración.

3. LUCERO EN EL ESTE. Tras enfundarse el uniforme alemán, "con el distintivo diferenciador de una pequeña pegatina con los colores nacionales adherida al casco y un escudo de seda, también rojo y amarillo, sobre el brazo derecho", y jurar fidelidad a Hitler, la División Azul devino la 250 División de Infantería de la Wermacht. Combatió sin descanso y bajo temperaturas gélidas en el sector Norte del frente ruso entre octubre de 1941 y 1943.

4. GENERALES DE HITLER. Hasta diciembre de 1942, al mando de la División estuvo Agustín Muñoz Grandes, que obtuvo la máxima condecoración alemana. Franco, temeroso de su fama, ordenó su regreso, lo ascendió a teniente general y lo nombró jefe de su Casa Militar para neutralizar un hipotético golpe de mano falangista auspiciado por Hitler. La mayoría de militares que combatieron en Rusia formaron el núcleo duro del franquismo y del búnker de la transición.

5. APESTADOS. El 56% de bajas españolas prueba que "para el Tercer Reich los divisionarios no fueron más que carne de cañón". Hitler consideró que los españoles eran "andrajosos, sucios, incumplidores de su deber e indisciplinados, pero extremadamente valientes, hasta el punto de desafiar a la muerte". Franco, que los repatrió cuando a finales de 1943 vio la guerra perdida para los nazis, se olvidó pronto de ellos y retrasó el regreso de los prisioneros en la URSS.