La idea surgió en Francia en 1981. Zaragoza y Barcelona se sumaron animosas al grupo de las 16 capitales europeas (Atenas, Berlín, Bruselas, Budapest, Líverpool...) que celebran la fiesta de la música en vivo por las calles cada 21 de junio. Este fin de semana Barcelona llenó de músicos sus plazas y bulevares. Y ayer lunes, cuando Zaragoza se incorporaba perezosamente a la convocatoria a mediodía, dos policías municipales requerían en la Plaza de España a la delegada de cultura de FNAC, Eva Magaña, el permiso para haber montado aquel escenario.

Dos semanas de anuncios desde el ayuntamiento, indicando que se prestaban espacios para la fiesta y ya cundía el estupor. "Pérez Anadón no se pone al teléfono", señaló José Angel Rodicio, representante de la Campaña de los Perdidos, que repartía pasquines a los viandantes, y manifiestos a los músicos.

Desde el AVE que le regresaba de Sevilla, Pérez Anadón se puso al teléfono para declarar a este diario que "la Policía es la que ejecuta el ultimo trabajo de un proceso. No legisla. Y le gustaría cumplir su trabajo con una legislación más actual. A veces se basa en denuncias de hace muchos meses".

PRIMEROS PLANTES

Eran las 13 horas y ya se habían descolgado del programa a pie de micro el grupo zaragozano Toma Tierra y el barcelonés Taxi , en solidaridad con los bares musicales clausurados. Eva Magaña no entendía la postura del portazo en el último momento: "Estamos todos en la misma guerra. Esta es una jornada reivindicativa. La idea es expresar la protesta por el IVA aplicado a los discos, o por cualquier otro tema, desde la misma música".

El espíritu de la jornada, salir animosos y espontáneos los músicos a tocar a la calle, sin apoyaturas oficiales ni patrocinios, sólo lo estaban cumpliendo ayer por la mañana los músicos auténticamente callejeros: El eslavo Yuri Yurtchik ante El Corte Inglés con el violoncello desportillado, pero con la pulcritud de intérprete hasta en su chaleco. Ludmila Sapozhnikova, espigada y rubia, ante Correos y su Nocturno de Chopin a la flauta.

Un viejo cantautor en los porches de enfrente, ante el Banco Pastor, con sandalias y barba blanca, la dinámica de lo provisional entre cartones y cables. Y Jimi Blues, armónica, guitarra, cascabeles en los pies y gorra visera para atacar el Bolero de Ravel, en la calle Alfonso.

Comenzó por fin la música ante la Diputación. Ricardo Vázquez Prada interpretó a Brassens en francés: Je m´suis fait tout p´tit devant une poupée , tranquilo, escueto, sentado en la silla de tijera, casi distraído. Tras él, subió al escenario un trío: Jean Pierre Bailly, Fran§ois de Miomandre (guitarras) e Ignacio Alfallé (acordeón) para tocar un Jazz Manouche (gitano). Jean Pierre leyó el pequeño manifiesto de protesta. Eran las 14.00 horas y en Independencia un hombre estaba sentado ante un cartel: Soy mudo, una ayuda, por favor. Gracias" . Parecía un símbolo de la jornada.

Pero todo el panorama cambió por la tarde. Una banda de música caminaba a ritmo de pasodoble (Amparito Roca ) seguida de viandantes frente a Santa Engracia en dirección a la Plaza Aragón, donde en la acera contraria un grupo de rock sonaba como una ametralladora bajo los árboles, junto a Capitanía. En la Plaza España, Cuti daba paso a Cornie Corleone y en la de Sas, el cuarteto de cellistas Demitri Motatu iniciaba su andadura junto a la asociación Orquesta Sinfónica 2008 fundada el pasado domingo. Y ante el Gobierno Civil cantaba a capella el grupo B vocal. También Ibercaja daba espacio para la fiesta y San Pedro Nolasco se cubría de danza. Todo sin prisa. Era el día más largo del año.