El escritor José Manuel Clúa Méndez reivindicó la restauración y protección de las fortificaciones edificadas durante el Franquismo en el norte de Aragón, por ser "parte de nuestra historia". Así lo manifestó el autor zaragozano durante la presentación en la Biblioteca de Aragón de su último libro, Cuando Franco fortificó Los Pirineos: La línea P de Aragón , en la que estuvo acompañado por miembros de la Asociación por la Recuperación de los Castillos de Aragón (ARCA).

Clúa explicó a Efe que el libro (editorial Katia) trata un asunto "inédito" en España, y sobre todo en Aragón, del que no hay nada publicado, como es la descripción de las fortificaciones que Franco mandó construir en los Pirineos entre 1944 y 1958, por miedo a una posible invasión de los aliados europeos que ganaron la II Guerra Mundial.

La difusión de este patrimonio histórico, así como su futuro reconocimiento y recuperación, son uno de los objetivos perseguidos con este libro por su autor, que cuenta con la colaboración del Gobierno de Aragón y al que seguirá previsiblemente otros dos tomos.

La denominada Línea P defensiva, que iba desde el Mediterráneo al Atlántico, estaba compuesta por cerca de 80.000 asentamientos fortificados para ametralladoras, morteros y cañones, que nunca se llegaron a terminar, ni entraron en servicio, matizó el también vicepresidente de la ARCA.

Esto se debió a que, tras el aislamiento político sufrido por Franco, se produjeron "arreglos diplomáticos" que hicieron que la línea defensiva "no tuviera razón de existir y se abandonarán los trabajos".

La finalidad de los asentamiento y el tipo de armas que iba a acoger son algunos de los apartados que se analizan en el libro, así como un estudio exhaustivo de las fortificaciones localizadas en la comarca de La Jacetania, que se agrupan en zonas que los militares llamaron núcleos de resistencia, distribuidos por el valle del río Aragón, Selva de Oza y Zuriza.

También se recogen, los estudios del terreno realizados por el régimen franquista, por donde los militares pensaban que podían penetrar las líneas enemigas.