Una tarde otoñal de 1922, Francisco Rived, Julio Requejo y Gabriel Faci quedaron en el café Gambrinus de Zaragoza con sus cámaras para hacer una excursión fotográfica por las riberas del Ebro. La conversación se llenó de lamentos por la falta de una asociación que agrupara a los aficionados de la fotografía de Zaragoza; fue entonces cuando Rived, recién incorporado a la Sociedad Fotográfica de Madrid, propuso convocar una reunión. Las gestiones fueron muy rápidas y el 13 de noviembre se celebró, en el comedor del Casino Principal, una Sesión de reforzado gástrico para la constitución de la Sociedad Fotográfica de Zaragoza (Cofradía de la luz), a la que asistieron entre otros Ángel Bellido, Gabriel y Miguel Faci, Julio Requejo, Rived, Francisco Samperio y Saturnino García Carrillo que actuó como secretario. Años más tarde, Requejo recordó que en aquella reunión nombraron una comisión gestora encargada, entre otros asuntos, de buscar un local y trabajar en un programa de actividades.

Gracias al Archivo Barboza-Grasa hemos conocido más detalles de las primeras conversaciones a través de la correspondencia que Rived, el Presidente o Tutor de la Cofradía de la luz, mantuvo con el resto de cofrades. El 4 de diciembre Requejo le escribió por vez primera a Madrid, donde residía. Todos le echaban mucho de menos y a sus consejos técnicos y, de modo privado, le pedía la fórmula del revelador para preparar el papel del bromóleo; mientras tanto: «aquí me tiene armado de pinceles, que ya llegaron, y sin poder emborronar unos cuantos papeles». En semejante empeño se introdujeron también Samperio, Bellido, Sada y Galiay. El 31 de diciembre Requejo, Gabriel Faci, Samperio, Amadeo Rivas y García Carrillo felicitaron el nuevo año a Rived desde la mesa del Casino «intoxicados de virus grasas y un tanto desmayados ante el escaso éxito logrado». El 26 de enero de 1923 Martín Sada tenía mejores noticias: «Las inyecciones que nos puso antes de marchar, han dado el resultado apetecido, la reacción febril ha sido intensísima, y henos aquí víctimas de un sarampión fotográfico que consume todas nuestras energías... todos los ratos que antes dedicábamos al casino, al teatro, etc., ahora los consume la fotografía...»; una reacción, aclara, que Requejo y él habían logrado contagiar al resto de socios fundadores de la Sociedad que «usted creó». Una nueva carta de Requejo a Rived, fechada el 28 de enero, deja claro que quienes se dedicaban al proyecto eran Samperio, «este está saliendo maestro», Sada, «que viene casi todas las tardes», y él mismo que no para de trabajar, hasta el punto de que «hemos terminado el papel Antique de Zaragoza».

Mora Insa: Inauguración oficial de la Sociedad Fotográfica en 21 de octubre de 1923.

Respecto a la Sociedad, todo marchaba pero muy lentamente: el reglamento lo aprobarían a finales de diciembre; casi ultimado el programa de conferencias y proyecciones, al que le invitaban; querían organizar una exposición con premios; y estaban en conversaciones para alquilar un local, que había sido estudio de un fotógrafo, en la calle Torre Nueva, al lado de la casa Photos. Por su parte Rived les mantuvo informados, a través de Bellido, de la edición de su Curso Helios de fotografía por correspondencia, cuyos ejemplares les envió al tiempo que solicitaba su apoyo elogioso mediante carta oficial para publicarla como promoción. A mediados de febrero seguían sin local pero la Cátedra de Rocasolano de la Universidad de Zaragoza brindó los suyos para celebrar las conferencias.

No obstante, la actividad volvió a paralizarse. Samperio y Requejo, los más activos, seguían buscando local y, según escribieron a Rived el 25 de marzo, encontraron uno junto al Casino Principal, puerta con puerta con el café La Unión; si bien, aunque reunía las condiciones, no todos estaban de acuerdo por considerar que era poco conveniente tener al lado mesas de ruleta. Pudo ser en aquel local -que disponía de un salón grande en la planta baja y de dos pequeños cuartos para revelar y cargar placas en la segunda planta-, o en el que ocuparon en la calle Cuatro de Agosto nº 27, donde el 13 de junio de 1923 se celebró la primera Junta General de la Sociedad Fotográfica de Zaragoza, cuyos estatutos habían sido aprobados el 26 de mayo. De la primera Junta Directiva, constituida el 7 de mayo, formaron parte: Lorenzo Pardo, presidente; Miguel Faci, vicepresidente; Saturnino García Carrillo, secretario; Julio Requejo, vicesecretario; Francisco Samperio, tesorero; Amadeo Rivas, Ángel Bellido y José Galiay, vocales. A Rived se le nombró presidente honorario. Lorenzo Pardo abrió la sesión de la Junta General con el discurso La afición a la fotografía en el que reivindicó el carácter artístico de la fotografía más allá de que su práctica fuera esencial como auxiliar en todas las actividades. La inauguración oficial de la SFZ tuvo lugar el 21 de octubre de 1923, con un almuerzo celebratorio y una pequeña exposición de los socios. El 23 de diciembre la SFZ presentó en su sede de la calle Cuatro de Agosto la primera exposición para seleccionar las obras que enviarían al Salón de Madrid.

Julio Requejo: sesión fotográfica por las riberas del Ebro, en noviembre de 1922.

En enero de 1928 la SFZ se trasladó a la calle Libertad nº 18, entresuelo, un local que a las mejoras en las instalaciones y laboratorios unía el alejamiento de «la vecindad del cabaret, que bien podría influir en el ánimo de muchos a frecuentarlo», según leemos en la revista Aragón del SIPA, firme colaborador de la SFZ desde un principio, y cuya nueva sede en la planta baja de la Plaza Sas, nº 7, compartió en 1930.

Una de las grandes ventajas de quienes se unieron a la SFZ fue la posibilidad de aprender y experimentar las nuevas técnicas en los laboratorios que se instalaron para uso colectivo, de ahí la importancia que tenía disponer de locales adecuados donde compartir hallazgos. Fueron tiempos de estudio, experimentación y gratas sorpresas, algunas producto del azar, como la que contó Samperio a Rived, el 5 de marzo de 1923. Rived le preguntó la razón de haber comenzado por las tintas más difíciles, es decir, las sepias; la explicación era sencilla: pura casualidad. Resultó que un buen día Penado, Requejo y Rivas le visitaron para ver cómo entintaba un amigo de Barcelona. Al no obtener resultados con la tinta negra Lorilleux, Samperio mandó a buscar tinta negra de máquina litográfica a la tienda de Pascual Pérez pero se había agotado, solo quedaba de color sepia, con la que además de resolver el problema Samperio realizó unas fotografías que fueron seleccionadas en el Salón de Madrid. El éxito de Samperio animó a sus compañeros de la Sociedad a organizar el I Salón Internacional de Fotografía en Zaragoza, en 1925. Y de repente, Zaragoza ocupó lugar principal en el mapa de la fotografía internacional.

Gabriel Faci Adaba, en su estudio.