El Primavera Sound de 2004 será recordado como una de las mejores ediciones de la historia de los festivales. Eso, claro, para quienes llegaron a entrar. El sistema de acceso al recinto (comprar la entrada, cambiarla por una tarjeta con banda magnética vinculada a una huella dactilar y luego volver a mostrar la huella en el control de la puerta) causó atascos de leyenda. En horas punta, la gente tardaba dos horas en entrar en el Poble Espanyol. Las colas llegaban hasta Caixaforum. A las once de la noche, los abucheos y silbidos a la organización se oían desde en interior del recinto. Hubo quien, desesperado, revendió su entrada y se volvió a casa.