Sentado en el sofá cama donde, tras un largo día de ensayos, durmió Álex Angulo, Gaizka Urresti aún no da crédito a su fallecimiento. "Precisamente aquí se quedó un día --arranca el director mientras señala el lugar donde está sentado--. Le habíamos reservado una habitación en el hotel Goya, pero él nos dijo que para qué, que se quedaba a dormir aquí sin problema. Y aquí, en este cuarto, se quedó ensayando él solo y ya, al día siguiente, se fue a su casa". Quizá por estos detalles que dan fe de su humanidad se le hace más duro al director con el que Angulo estaba rodando su última película, Bendita calamidad, asumir su pérdida. "Cuando me lo dijo la directora de producción no me lo podía creer. Nos enteramos porque nos llamó la prensa para preguntarnos por su muerte... no sabía ni que iba a venir en coche", asegura Urresti con la mirada perdida y los ojos llorosos.

El equipo, muy afectado

El vasco (afincado en Zaragoza desde hace muchos años) habla sobre la muerte de uno de sus protagonistas en su productora, acompañado de buena parte del equipo, muy afectado y en el que se nota que la noche ha sido muy dura. La pregunta es inevitable, aunque Urresti también tiene clara la respuesta. "Hoy no hay película. Mañana, pasado o la semana que viene, cuando tengamos ganas, ya veremos lo que hacemos, pero, de momento, está suspendida". Y es que, aunque el golpe profesional ha sido duro más lo ha sido el personal. "¿Cómo recuperar la ilusión para hacer una película que teníamos hace dos o tres días? Actores igual hay cientos, pero volver a tener esas ganas no va a ser fácil. No sé cómo lo vamos a hacer", reflexiona Gaizka Urresti, mientras trata de explicar la grandeza del fallecido cuando se le pregunta por el Goya que nunca recibió el actor vasco: "Los premios no son importantes porque dependen de muchas cosas, incluso del factor suerte, pero lo que vale de verdad es el cariño de la gente y el valor humano de una persona y en eso Álex era muy grande. Solo hay que ver la reacción de todo el mundo a su muerte".

El actor vizcaíno murió el domingo en un accidente de tráfico cuando viajaba de Bilbao a Zaragoza para reincoporarse al rodaje de Bendita calamidad: "Había quedado con el equipo de producción en el hotel Goya y ya mañana íbamos a rodar en Novallas". Precisamente, allí, en el cementerio de la localidad, el actor rodó sus últimas escenas. "Tenía un papel muy bonito y lo hacía con mucha ilusión; hemos pasado de la risa, a la desesperanza y al dolor", afirma el director de Bendita calamidad, donde Álex Angulo interpretaba al obispo de la comarca que era secuestrado.

"Para mí era un sueño que formara parte de esta película --asegura Urresti-- porque lo conocí en los 80 en Bilbao y siempre lo había admirado. Hace tres años le enseñé el guion y le propuse formar parte de Bendita calamidad...". Una de las cosas que más han destacado sus compañeros de profesión es que siempre estaba dispuesto a colaborar en todo: "Era muy buen compañero y amigo... Recuerdo que con esto de la crisis, él siempre decía que tenía que volver a empezar constantemente, pero lo hacía con tanto gusto...".