Alex de la Iglesia, el director del filme Crimen ferpecto , estrenado el viernes y que fue calificado ayer en el Paraninfo como "una comedia terriblemente esperpéntica alrededor de un ser que tiene pánico a la mediocridad desde aspiraciones puramente mediocres y se encuentra con una mujer que es una psicópata", reconocía haber encontrado en sí mismo a esos seres desaforados.

Rafael (Guillermo Toledo) es un seductor que aspira a ser jefe de planta en unos grandes almacenes. Su rival para el puesto es don Antonio (Luis Varela) veterano encargado de la sección de caballeros. Este muere accidentalmente tras discutir con aquel. Entonces, la única testigo, Lourdes (Mónica Cervera), una dependienta fea y obsesiva, chantajea a Rafael para obligarle a ser su amante, luego su esclavo y finalmente, su marido. Rafael hubiera triunfado aceptándola pero la rechaza porque no entra en su canon de mujer y planea el crimen que da nombre al filme.

Alex de la Iglesia, que participó ayer junto a Guillermo Toledo en el ciclo La Buena Estrella confesó: "Yo también encuentro en mí la pretendida intelectualidad de Rafael sobre filósofos que no comprendo; y me considero rechazado como Lourdes a nivel personal. No hemos cumplido físicamente las espectativas de los demás sobre nosotros y hemos acumulado bilis". Y sentenció: "gracias a las películas redimo parte de mis pequeños crímenes".

UNA VISION DEL SER HUMANO

Pero, desde esa plataforma personal del autor, Crimen ferpecto refleja una visión demoledora de la condición humana, y "esperpentiza muy bien" (lo dijo Luis Alegre) las miserias del consumismo, de la mediocridad, la ansiedad por el triunfo, el mundo ilusorio de los grandes almacenes. Alex de la Iglesia reflexionó sobre si es necesario el disparate para explicar al hombre (lo hizo magistralmente Cervantes) y citó a quienes en La Ilustración "afirmaron que el hombre era bueno por naturaleza, imaginen qué locura".

De la Iglesia se refirió a "esos mil pequeños crímenes de todos los días que comete el ser humano con una mirada o un gesto para hacer daño a otro". Y señaló que hay dos maneras de escapar de nosotros o de la mediocridad o la mezquindad de la vida diaria: "por la locura o por la comedia". A la pregunta sobre cómo conformar una comedia sobre la base de tanta violencia, el realizador indicó que sería difícil hacer comedias con seres angelicales como los de Capra en Qué verde era mi valle" y que a Charlot no le dejarían ahora (por violento) filmar aquellos gags inolvidables: "Guillermo y yo somos Heidi y Marco en comparación con cualquier telediario", concluyó.

Guillermo Toledo, por su parte, afirmó que su ligero desaliño en la película le dotaba de fuerza ("sin barba, parece un niño", dijo Alex) declaró que el director "disfruta con los actores" a los que daba "los recursos para solucionar las secuencias más complicadas". El realizador se mostró encantado con los actores: "Bette Davis no era guapa", recordó, y se felicitó de haber contado con Luis Varela y de la buena acogida que está teniendo el filme.

"La mejor manera de pensar en el público --dijo De la Iglesia--, es pensar en tí mismo como espectador, cómo recibirá las imágenes y los sonidos". "Otra cosa, --añadió--, es que renuncies a lo tuyo para tener más público. Eso, nunca."