La condesa de Chinchón acaba de sacar a la luz uno de sus últimos secretos. La obra de Francisco de Goya esconde, debajo del retrato de la joven aristócrata, otros dos retratos totalmente terminados realizados por el artista aragonés a José Alvarez de Toledo y Gonzaga, marqués de Villafranca, y a Manuel Godoy, príncipe de la paz y esposo de la condesa, al que el autor de Fuendetodos habría pintado en una época posterior.

El hallazgo se hizo público ayer durante la presentación del nuevo Boletín del Museo del Prado, que recoge además la relectura de un casi ilegible borrador de carta de Goya dirigida a Mengs, conseguida gracias al uso de filtros y diferentes métodos de iluminación "que ofrece una nueva visión sobre las relaciones entre ambos artistas".

El descubrimiento de los lienzos se produjo tras haber sido realizada una radiografía a La condesa , una obra que se encuentra en muy buen estado de conservación, por lo que no ha tenido ni doble tela ni repintes desde que fue creado en el año 1800. Carmen Garrido, experta en la radiografía de grandes obras, manifestó que la tela en la que se pintó era de mantel de muy buena calidad.

Debajo del retrato de María Teresa de Vallabriga se ha encontrado a Manuel Godoy y también "la parte izquierda del retrato de José Alvarez de Toledo Gonzaga, marqués de Villafranca, que coincide con el que se conserva en el Museo de Chicago", informó Gabriele Finaldi, director adjunto de conservación del Museo del Prado. De hecho, el boletín superpone otro retrato de este personaje, que demuestra que es el mismo.

Según el estudio de estas imágenes, Goya pintó primero al marqués y luego superpuso a Godoy en la misma tela que reutilizó, dándole la vuelta, para pintar a la Condesa de Chinchón.

TRES POR UNO

Carmen Garrido explicó también que no es la primera vez que el genio de Fuendetodos pintó unas obras encima de otras. Este es el caso de un retrato de Manuel Godoy que figuraba debajo del conocido como El Garrochista y las pinturas negras, debajo de las cuales existe un paisaje.

El entonces ministro de Cultura Mariano Rajoy y hoy candidato a la presidencia del Gobierno, se preguntó en aquel momento --según explicó ayer Carmen Garrido-- si no era muy caro. Ahora, la experta del Museo del Prado, Carmen Garrido, afirmó que fue "barato, pues por el precio de uno, se adquirieron otros dos más, que están debajo".

María Teresa de Vallabriga La condesa de Chinchón fue inmortalizada por Francisco de Goya en el año 1800 en el palacio de Boadilla del Monte (Madrid). El lienzo --mide 216 x 144 centímetros-- es un retrato a tamaño natural de la adolescente y luce en el Museo del Prado desde febrero del año 2000, un mes después de que el Ministerio de Cultura, a través del ejercicio de tanteo, lo adquiriera por 3.000 millones de pesetas a a la familia Rúspoli Monerés, descendientes de Manuel Godoy.

La condesa de Chinchón fue definido entonces por el director de la pinacoteca, Francisco Checa, como "el retrato particular más importante, al menos el que más significado tiene. Es una de las grandes obras de Goya que todavía estaba en manos particulares". La llegada al Prado no fue fácil, ya que en 1993 se especuló que podría comprarlo Ibercaja después de que los Rúspoli no llegaran a un acuerdo con el Museo. Tras unos años de silencio y tras la compra por parte del Estado, tanto el Prado como la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando defendieron la idea de acogerlo. También se hizo desde Aragón, para que pudiera estar en el futuro Espacio Goya. Al final, el Prado se quedó con ella.