Un 9 de mayo de 1987 Wim Mertens se subió al escenario del Teatro Principal con motivo de la inauguración de la remodelación de la sala, que habían comenzado dos años antes. Anoche, el compositor belga volvió al mismo escenario, que se llenó con media entrada, para presentar su último disco, That Wich Is Not, en el que pone de manifiesto que no entiende las fronteras entre la música clásica y la más popular. Y eso se dejó notar anoche en Zaragoza

Vestido totalmente de negro, Mertens ofreció en la capital aragonesa el único concierto de la gira española (son cinco conciertos) en versión ensemble, ya que en el resto de recitales lo ha hecho en versión solo (piano y su voz), dúo, trío... Anoche sin embargo, lo hizo con un quinteto formado por los violinistas Jolete De Mayer (violín), Liesbeth Baelus (violín), Lesbeth De Lombaert (viola), Lode Vercampt (cello) y Rubén Appermont (contrabajo), muchos de los cuales han participado en la grabación del disco.

El concierto comenzó con tres canciones de That Wich is Not, The Remainder, En Chair et en Os y Nested Cuts, pero a lo largo de más de hora y media sonaron otros temas de este trabajo, pero también alguna de las composiciones que han marcado su carrera. Y han sido muchas, ya que Mertens no es un recién llegado a la música, lleva sobre los escenarios casi cuatro décadas, ha publicado más de 60 discos y protagonizado infinidad de conciertos, algunos en la capital aragonesa.

Como en cada acercamiento a su público, lo que pretende Mertens es crear una conexión entre la música y el público y al mismo tiempo mostrar lo que él piensa sobre la época actual.

En sus últimos trabajos, como en los anteriores cuenta la importancia que el belga -que en el año 2020 cumplirá 40 años como compositor y de carrera en directo- le da al concepto No y a la combinación entre lo lúdico y lo racional y lo fortuito.