A finales de enero de 1968, la sala del Palacio Provincial, dependiente de la Diputación de Zaragoza, acogió la exposición Nueva Generación, auspiciada por Federico Torralba bajo la dirección de Juan Antonio Aguirre, pintor, teórico e impulsor del grupo que un año antes se había creado en Madrid, donde tuvo su principal centro de acción. El mayor acierto de Nueva Generación, en opinión de Simón Marchán Fiz, radicaba en constatar la entrada en crisis de los comportamientos más lineales de la década y la seguridad de aquellos nuevos lenguajes. «Es la joven generación la que juega un papel trascendental. Hereda los presupuestos e inquietudes de la antigua, pero conoce también sus fracasos y conquistas. No será la que invente las palabras, pero sí la segunda en construir las frases. He aquí lo que «la Nueva Generación significa», declaró Aguirre. El pluriestilismo formal consciente y buscado, que ponía en valor un eclecticismo integrador de diferentes estilos, anota Marchán Fiz, quedó evidente en la exposición de Zaragoza donde se pudieron ver obras de Aguirre, Barbadillo, Asins, Yturralde, Teixidor, Julio Plaza, Jordi Galí, Egido, Anzo, Alexanco o García Ramos con «un muestrario minucioso de las tendencias válidas en pintura contemporánea. Y temo que algo falso, simple orientarse hacia lo moderno», en opinión del crítico Ángel Azpeitia, que no negó la importancia de la exposición pese a su desconcierto ante la frialdad autosuficiente y resabio frío y superintelectual que emanaba del conjunto del obras.

EN MAYO DE AQUEL AÑO, la sala Libros presentó la exposición 12 puntos... SYN, procedente de la galería René Metrás de Barcelona, y cuyo catálogo, en alemán e inglés, corresponde a la exposición en el Museum Wiesbaden de Städt del grupo alemán, fundado en 1965. Fue en el verano de 1967 cuando Fischer, Berner, Dienst y Micus visitaron a su compañero Bechtold en Ibiza, donde residía desde 1958, para pintar juntos, cada uno con una propuesta diferenciada, los cuadros para Metrás que, a continuación, viajarían a Zaragoza. Bajo el nombre de SYN indicaban la síntesis de sus intenciones estéticas.

AL MES SIGUIENTE, en junio de 1968, la sala del Palacio Provincial y, de nuevo con el respaldo de Federico Torraba, presentó las obras de tres jóvenes artistas de la ciudad: Miguel Ángel Arrudi, José Manuel Broto y Joaquín Monclús. Torralba confió en su adhesión al informalismo matérico, tras sus primeras experiencias figurativas: «Así, con trabajo, estudio, paciencia y teniendo siempre el convencimiento de que lo que están haciendo es inferior a lo que podrán hacer, llegarán a ser buenos pintores». Tras la exposición, cuenta Javier Lacruz en su historia sobre el grupo de Trama, y alentados por las colectivas de Nueva Generación y del grupo SYN, Román Escolano, junto con José Luis Lasala y Juan Gimeno Guerri, proyectaron formar un grupo constructivista en Zaragoza. Escolano, principal impulsor, se haría cargo de la teoría; y Lasala de los contactos con otros artistas, como Arrudi, Broto y Monclús. En las escasas reuniones que se realizaron en el domicilio de Escolano y en el piso que éste puso a disposición en Ruiseñores, quedó patente la imposibilidad de un proyecto cuya pretensión fue, según contaría Lasala, promover la creación de un grupo que, retomando el ejemplo de Pórtico y de la Escuela de Zaragoza, incorporara los resultados de una reflexión profunda sobre raíces artísticas como el mudéjar, la forja o los artesonados de madera. No obstante, y pese al fracaso de la iniciativa del Grupo Polo, que así iba a denominarse, queda el recuerdo de un cartel que Paco Ibáñez les dedicó cuando hizo su concierto en la Facultad de Medicina, en 1968.

CASI UN AÑO DESPUÉS, en mayo de 1969, Broto celebró su primera individual en la galería Galdeano en la que presentó obras que suponían un nuevo giro a su trayectoria, que desde la abstracción informal matérica le condujo a experimentar soluciones constructivas. En opinión de Lasala, la exposición del grupo SYN le había influido mucho aunque Broto siempre lo negó. Por el contrario, Javier Rubio, a quien cita Lacruz, tiene clara la influencia decisiva que en su pintura y en la de Broto tuvo la exposición Experiencias ópticas, perspectivas estructurales del foco normativo antes del arte, celebrada en el Colegio de Arquitectos de Valencia, en abril de 1968, con obras de Michavila, Sempere, Ramón de Soto e Iturralde. Y en la recapitulación que Rubio hizo de la trayectoria de Broto con motivo de su exposición en la sala Pepe Rebollo, en 1982 escribió: «Entre 1968, fecha en que pinta sus primeros cuadros abstractos, y 1972, el modo de pintar de Broto se mueve dentro de las coordenadas reduccionistas que oscilan entre el minimalismo y un cierto constructivismo, que parte a medias de Cuenca y de Nueva Generación, al margen de las referencias más generales a la historia del arte moderno. Se trataba de un código para entonces bastante agotado, sin apenas segmentos germinativos, en el que no perseverará significativamente». Galdeano recordó de aquella exposición de Broto en su galería que «se hizo constructivista: superponía elementos de madera sobre madera. Era un pragmático. Un lógico. Estaba haciendo arte puro. ¡Puro abstracto». Con José Miguel Alcrudo y Javier Rubio, Broto había viajado a París, y visitado Cuenca donde vio las obras de Rueda, Teixidor o Yturralde. Las obras que expuso en la galería Galdeano eran parcas de color y estaban realizadas en madera, configurando diferentes planos, con pequeños tacos distribuidos por la superficie que ordenaban el espacio creando sensaciones vibrátiles. En octubre, participó en la colectiva 6 Artistas contemporáneos con Arrudi, Monclús, Rubio, Zaro y Maturén, organizador del encuentro. El diseño de cartel, a cargo de Arrudi, Broto y Monclús.

TRAS LA POLÉMICA QUE ACOMPAÑÓ la concesión a Natalio Bayo del I Premio San Jorge de Pintura, convocado por la Diputación de Zaragoza en 1970, pese a la defensa que parte del jurado hizo de la obra Aproximación al tríptico de Broto, que finalmente le valió una medalla de oro con dotación económica, el artista presentó su segunda individual en la sala Libros, en febrero de 1971. Fiel a las soluciones constructivas, la secuencia de pinturas y collages reveló una mayor depuración que no pasó inadvertida. Con motivo de la exposición, Broto diseñó el tríptico que incluía, junto a la reproducción de varias de sus obras, una de las extraordinarias fotografías que le había realizado Joaquín Alcón. En mayo, las obras viajaron a la Petite Galerie de Lleida y, a continuación, se incorporó al servicio militar, en fechas coincidentes con la propuesta para intervenir pictóricamente junto a los hermanos Pascual Rodrigo en el Tubo, tema de un próximo visor.

EL INTERÉS QUE LAS TENDENCIAS geométricas suscitaban en Torralba quedó patente además de las organizadas en el Palacio Provincial de la DPZ, en las exposiciones que dedicó a Yturralde en la sala Kalós (abril 1971), Teixidor o José María Iglesias en Atenas (diciembre, 1971 y enero, 1973, respectivamente) donde, en marzo de 1973, se celebró la importante colectiva Constructivismo en colaboración con la galería René Metras, que posibilitaron que Zaragoza pusiera en hora el reloj del arte.