No será hasta el 19 de julio cuando Ojos negros llegue a las salas comerciales -con «entre 10 y 15 copias»-, pero el viernes tuvo lugar un preestreno en Ibercaja Patio de la Infanta, a la que asistió, «nerviosa», su codirectora, la aragonesa Marta Lallana (junto a Ivet Castello).

-‘Ojos negros’ viene avalada por la Biznaga de Plata conseguida en el Festival de Málaga. ¿Qué supone para la película?

-Es un reconocimiento que se agradece mucho. Hay momentos muy duros mientras estás haciendo la película en los que piensas ¿y si no se llega a acabar? ¿y si nadie la llega a ver? ¿si después de todo no conseguimos explicar lo que queríamos? El premio y la selección en festivales es un reconocimiento que sienta muy bien.

-Hábleme de la historia.

-La película surgió en el último año de carrera en Barcelona. Teníamos que presentar un trabajo de fin de grado y decidimos juntarnos cuatro estudiantes para ver cuál era el ámbito en el que queríamos que se desarrollara la película. Queríamos que fuera en un pueblo en verano y todo fue de manera natural. Yo tenía muchas ganas de grabar a mi hermana, que estaba viviendo esa época en la que dejas de ser niña y pierdes la inocencia pero tampoco eres una adulta, estás en tierra de nadie y me parecía muy interesante esa línea que está desdibujada. Le propuse si quería salir pero ella dijo que no porque le daba vergüenza y no había hecho nada de interpretación pero al final decidió apuntarse al cásting, coincidió con Alba Alcaine y tuvieron una complicidad abrumadora. Así que esta película nace de querer retratar esa parte de vida de mi hermana.

-¿Qué nota les pusieron en el trabajo?

-La peli ha acabado mucho más tarde que la carrera, así que se gestó allí pero no es una película proyecto fin de grado porque se profesionalizó al entrar Nanouk (productora) y Filmin como distribuidora hace relativamente poquito.

-Se rodó en Ojos negros y además da el título a la película.

-Nos gustaba la poética del nombre. La gente no se cree que el pueblo exista de verdad. Es importante para la trama porque es la vuelta al pueblo y ayuda a contextualizar. Además, mi hermana tiene los ojos muy oscuros, y la peli se construye a partir de cómo ella mira el mundo adulto.

-¿Podría decirse que es una película femenina?

-Es un debate qué se considera femenino o masculino. Es femenina porque que el reparto son por mujeres, las directoras somos mujeres y hay una presencia femenina fuerte. Hemos querido que el mundo de la mujer esté muy presente en las tres generaciones, de las niñas, la tía y la abuela. Pero en el sentido de que solo pudiera hablar de emociones o de una mujer...

-¿Cómo se refleja el abandono de la niñez?

-A nivel formal se ha construido a partir de cómo Paula interacciona con el mundo adulto, con esas conversaciones que oías de niño que no entendías del todo... Paula se relaciona con el mundo adulto a través de su mirada y de cómo le llegan esas sensacionas y también a través de la relación que tiene con su amiga Alicia. Cuando eres niño solo piensas en el presente hasta un momento en el que comienzas a pensar en el futuro y es un momento muy bonito de explorar porque es la adquisición de la consciencia del paso del tiempo.

-¿Es la película un retrato de la España vacía?

-Sí. El contexto son las familias separadas que se han tenido que ir del pueblo mientras otros se quedan para cuidar de los padres. Me parecen muy interesante esas fracturas familiares que ocurren porque tienes que dejar el lugar donde has crecido en busca de algo mejor y cómo cambian las relaciones entre los familiares porque existen ciertos rencores, como aparece en la película entre las dos hermanas .

-Salvando las distancias, ¿hay experiencia personal? Usted se fue a estudiar a Barcelona.

-Nunca me lo había planteado como mi caso personal. Mi madre sí que lo vivió porque se fue del pueblo muy joven y no había caído que yo estaba haciendo lo mismo quizá porque yo nunca he pensado en Zaragoza como un pueblo pero sí que puede ser. Al fin y alcabo todo el mundo cuando es joven busca tener las mayores oportunidades. En mi caso no fue una huida sino una mezcla entre búsqueda de oportunidades y supervivencia.

-Entre usted e Ivet Castelo, ¿qué aporta cada una a la película?

-Hemos construido la película en base a nuestros recuerdo y sensaciones. El pueblo de Ivet está en el sur de Andalucía y sus recuerdos eran muy felices, como en el caso de Alicia, iba al pueblo cada verano a pasarlo bien con experiencias muy intensas. En mi caso era más como Paula porque al no haber ido mucho, era de un lugar de extrañeza. Recuerdoser pequeña, llegar allí y ver a personas que te esperan, te ponen cara pero tú no. Recuerdo ir al desván de mi abuelo y ver los cuadernos de mi madre de cuando era pequeña y en ese momento el pensar vale este es mi pasado familiar, mi madre también tuvo mi edad. Es algo que parece una obviedad pero cuando te imaginas a tu madre teniendo tu edad, a mí me afecto mucho. ¿Que aportamos cada una? Lo que cada una ha sentido y vivido.

-Su trabajo en ‘Ojos negros’ ha terminado. ¿Y ahora, qué?

-El futuro es incierto porque me gustaría seguir haciendo cine y siento que se ha plantado una semillita. Tengo por ahí arriba ideas que me gustaría tratar aunque hace falta tiempo para que bajen un poco a la tierra y lo pueda digerir porque ahora está todo muy reciente y necesito un poco de calma para poder enfrentarme a ello.