El director francés Xavier Gens (Dunkerque, 1975) ha trabajado durante cinco años en la adaptación cinematográfica de La piel fría, la referencial novela de Albert Sánchez Piñol en la que dos hombres recluidos en el faro de una isla perdida deben enfrentarse al asedio nocturno de unas criaturas anfibias. La película, rodada en inglés y protagonizada por Ray Stevenson, David Oakes y Aura Garrido, llega hoy a nuestros cines tras su reciente paso por el Festival de Sitges.

-‘La piel fría’ es una novela con millares de fans, muchos de ellos jóvenes, que la consideran iniciática, crucial en su vidas. ¿Le ha supuesto presión estar a la altura de esas expectativas?

-La verdad es que no, porque desconocía que la novela tuviera tantos seguidores. Pero sabiendo que es tan importante para tanta gente tampoco siento esa presión, porque he hecho la película con el corazón.

-¿Conocía el libro antes de entrar en el proyecto de ‘La piel fría’?

-Sí, soy un fanático del fantástico y leí el libro en el 2009. Me pareció una obra fascinante, una gran reflexión sobre el miedo al otro en forma de relato de aventuras. Desde el principio me di cuenta de que quería llevarla al cine. Y, en fin, así acabó siendo, aunque un poco por azar.

-¿Habló con Sánchez Piñol antes y durante el rodaje de la película?

-Por supuesto. Albert vino a vernos al plató de rodaje y yo quise entender qué pasaba por su cabeza, qué pensaba, justo en el momento en que decidió escribir las primeras palabras del libro. Él es antropólogo y quise hacer como él: aproximarme de forma antropológica a la película, de forma científica. Hablé con él, hablé con científicos. Conversamos mucho sobre la figura de Charles Darwin. De hecho, creo que a Albert le habría gustado ser Darwin. Y él ha inventado, en su libro, su propia teoría de la evolución, la de las criaturas anfibias. Sus monstruos no son monstruos, son humanos que han evolucionado de otra manera.

-Su adaptación es muy pulcra, respetuosa, pero su tono de turbación moral y sexual es mucho menor respecto a la obra.

-Solo quería hablar de personajes. No quería incluir escenas eróticas gratuitas, quería dar una visión general más romántica. Ya se intuye, viendo la película, que el protagonista y la criatura anfibia tendrán relaciones, pero he preferido lo soft, lo romántico, a lo frontal. Para mí son muy importantes tres palabras que hay al final del libro: amor, amor, amor. Toda la película está basada en eso: en el amor y en la incapacidad de amar.

-‘La piel fría’ es su película de factura más clásica, más reposada. ¿Era el único tono posible para explicar la historia?

-No quise probar ninguna cosa demasiado moderna porque se habría perdido el clasicismo que la historia requiere. Es una historia ambientada en 1914 y debíamos viajar a 1914. En cualquier caso, la factura clásica de la puesta en escena está respaldada por un gran trabajo de efectos especiales. Hay muchos planos trucados con CGI, de lo contrario no habríamos podido hacer la película que tenía en la cabeza: ese aire épico, esas huestes de criaturas que salen del mar, atacan el faro y regresan al mar...

-Su cine, señor Gens, siempre ha estado vinculado al fantástico, al terror. ¿Qué le atrae del género?

-Para mí, el cine fantástico me sirve para evadirme de la realidad, pero también me sirve para explicar cosas sobre el ser humano. Lo diré de otra manera: utilizo la realidad como una temática, pero lo envuelvo en lo fantástico para escapar de esta realidad.

-En su primera película, ‘Frontière(s)’ (2007), usted combinó el gore con la eclosión de la extrema derecha en Francia. Fue algo profético.

-Por desgracia, sí... En el 2002 hubo un aumento de la extrema derecha tras los atentados del 11-S. Y ahora estamos en pleno periodo de terrorismo del Estado Islámico, en una situación que va de mal en peor. No hemos aprendido nada: solo estamos repitiendo los mismos errores. La opinión pública se inclina por la extrema derecha, desgraciadamente, porque quiere protegerse de lo desconocido. Y eso es, exactamente, de lo que habla La pell freda.