Un rápido vistazo a la agenda cultural habla por sí solo. De jueves a domingo, en un fin de semana normal en Zaragoza, hay programados alrededor de cuarenta conciertos de todos los géneros, niveles y condición. "Llevo muchos años en esto y te puedo asegurar que nunca en la historia ha habido tantos conciertos en Zaragoza". El que habla es Chema Fernández, presidente de la Asociación de Promotores Musicales de Aragón.

Una proliferación de conciertos que llega en un momento en el que el sector está más asfixiado que nunca por la crisis, el elevado IVA o por normas que impiden la entrada de los menores a las salas, entre otros muchos motivos. ¿Entonces, por qué se ha producido este estallido? "Paradójicamente, por la misma crisis", contesta con rapidez Fernández. "La cosa van cada vez más a peor", señala Tomás Gómez Perry, el presidente de la asociación Aragón en vivo (que engloba a las salas de la comunidad), y, por tanto, "la asistencia de público a los bares sigue cayendo, por lo que se hacen más cosas para tratar de fomentar el consumo y atraer a más gente".

Más giras

Y ha sido la propia crisis también la que ha hecho que los grupos nacionales giren más. "No hay nadie en el sector que gane lo mismo que antes", indica Fernández, por lo que hay que hacer más conciertos. "Los grupos venden muchas menos entradas y ya no les vale hacer una gira en verano y ya está". "Evidentemente --apunta Gómez Perry--, ahora tienen que salir a buscarse la vida en salas más pequeñas y, por ahí, está la causa de la sobreprogramación". ¿Sobreprogramación? "La primera intención de programar tanto es generar un público nuevo porque al de siempre ya no se le puede exprimir más... ", señala el programador de la sala López que cree que "no se están haciendo del todo bien las cosas" porque no acaban de "enganchar" a un nuevo público ya que centran todos sus esfuerzos en "programar más y más dejando de lado quizá otras cosas y luego pasa lo que pasa como con el Arena Rock o el Explosivo! aunque, ahí, se han juntado también otras muchas cosas".

"Tiene un doble efecto el que haya tantos conciertos en la ciudad, el negativo es que el público se reparte ante una mayor oferta pero, por el contrario, es evidente que algo de público ha hecho ganar, aunque, es cierto, que hay un déficit brutal de gente muy joven, no logramos atraer al público menor de 22 años", lamenta Chema Fernández. Algo que está íntimamente relacionado, opinan ambos programadores, con la limitación a los menores de poder entrar a las salas: "No se acostumbran a ir y luego ya tienen otras aficiones". En ese sentido, Tomás Gómez Perry, "las instituciones tienen que ayudar, ¿por qué no hacer una campaña para que los jóvenes vayan a los conciertos?", reflexiona al aire porque, continúa, las salas pueden poner "mucha ilusión" pero "hay sitios" a los que no pueden llegar.

Todo con el objetivo de lograr ampliar el público que acude a los conciertos en Zaragoza. "Estamos moviendo a los 3.000 de siempre, y en una ciudad con esta población tendríamos que ser capaces de llegar a los 6.000 o 7.000 personas", apunta Tomás Gómez Perry, que va más allá: "En esta ciudad, podríamos tener muchas más salas y conciertos". "Es un hecho que en Zaragoza hay tanto de todo, musicalmente hablando, que por algún lado tiene que salir y, ahí estamos las salas", concluye Chema Fernández.