Cuando Cirlot cayó rendido ante Pilar Bayona

J. E. Cirlot

Merece la pena detenerse en las circunstancias que rodean el nacimiento y edición de estos Pájaros tristes y otros poemas a Pilar Bayona. Juan Eduardo Cirlot los escribió entre 1941 y 1943, cuando para cumplir con el servicio militar obligatorio fue destinado a Zaragoza. Seguramente ese destinado no hubiera disgustado al autor, ya que gracias a esa movilización forzosa tomó contacto con algunas personas con cuyas sensibilidades sintonizó: Alfonso Buñuel, hermano de Luis, que introdujo a Cirlot en el surrealismo; Luis García-Abrines, indefinible perfil de la cultura aragonesa y surrealista en sí mismo; y por supuesto, la pianista Pilar Bayona, a quien un fascinado Cirlot dedicó una serie de poemas, a pesar de que en ese momento él apostaba más por la creación musical.

De hecho puede decirse que estos Pájaros tristes representan la más temprana expresión de Cirlot como poeta. Aun así, en ellos ya se pueden encontrar algunas de las características que harán de su escritura una de las más originales de la poesía española del siglo XX. Por ejemplo, su destreza en el verso medido -uno de los poemas es un soneto-; o el uso de construcciones anafóricas y recursivas cuyo ritmo interno y conceptual va materializando el poema; o las imágenes de poso simbólico, con esa intensidad hasta en lo oscuro que fue sello indeleble del poeta.

Hasta 2001 estos poemas permanecieron inéditos en poder de los herederos de Pilar Bayona, que los cedieron para su publicación a la editorial Libros del Innombrable acompañados de otra interesante documentación. Ahora aparece la segunda edición, corregida y aumentada como mandan las frases hechas, coincidiendo con el vigésimo aniversario de la editorial. Como dice Raúl Herrero, su director, mientras otros celebran que cumplen años con fiestas, ellos lo hacen publicando libros. Pues feliz cumpleaños.